Hoy hablaré sobre algo histórico: la dura
vida de los espartanos. Aplicaban la norma de la selección natural hasta las
últimas consecuencias. Al nacer, los bebés eran examinados por un consejo
evaluador que determinaba si existía algún tipo de anormalidad. Si el bebé no
superaba el exámen era condenado a ser abandonado a su suerte.
Aunque en ocasiones el niño
era despeñado para matarlo, era habitual que fuera dejado a la intemperie. Allí
sería presa de las fieras o en ocasiones, era recogido por algún extranjero que
se apiadase y estuviera de paso por allí.
Los niños que pasaban el
exámen eran bañados en vino por entender que eso les daba más fortaleza. No se
atendía con mimos los lloros del niño. Si se sentía molesto sus gritos eran
inútiles.
El niño quedaba hasta los
siete años bajo la custodia y cuidado de sus padres. A esa edad pasaba ser
educado por un programa especial espartano en el que se le convertiría en
ciudadano y soldado.
El joven pasaba a formar
parte de un sistema de educación colectivo que estaba encaminado a hacerle
soportar las inclemencias y prepararle para la guerra. El espartano estaba en
edad militar hasta los sesenta años. Se les enseñaba a leer y escribir pero
siempre considerado secundario frente al entrenamiento militar.
A los doce años se les
proporcionaba una manta roja y con ella debían dormir a la intemperie. Los
alimentos que se les proporcionaban eran escasos y se les incitaba a que si
querían más, los robaran. Pero si se les pillaba robando comida, se les azotaba
con látigos. Si alguno mostraba signos de debilidad o cobardía era ridiculizado
delante de sus compañeros.
Cuando tenían algunos años
más, eran golpeados y azotados hasta que quedaran extenuados. El objetivo era
demostrar su fortaleza y su resistencia al dolor. Si alguno fallecía en una de
esas pruebas se consideraba que era un débil que erróneamente había pasado el
exámen cuando era bebé. El mensaje que inculcaban en esos jóvenes era que nunca
había que retroceder y que nunca había que rendirse.
A los treinta años era
cuando el espartano debía contraer matrimonio con una mujer de unos veinte años
y con el fin de procrear.
La sociedad espartana estaba
basada en que los trabajos cotidianos eran realizados por extranjeros o por
esclavos. Ellos eran una élite militar y esa era su función principal.
Armas del soldado espartano:
El equipo de combate del hoplita espartano era muy pesado ya que casi todo era de bronce. Podía llegar a suponer un peso de hasta 30 kilos. En la cabeza se colocaban un casco protector. El torso llevaba una armadura. El escudo era circular y tapaba hasta las rodillas. Las tibias de las piernas iban protegidas por protectores que se ataban a ellas. Contaban con una lanza y una espada. Como digo, todo de bronce. Sobre el cuerpo se colocaban una capa de color rojo pero cuando iban al combate se la quitaban para que no entorpeciera sus movimientos. La marca de "V" invertida que iba grabada en sus armaduras y escudos era el símbolo de Esparta.
Cuando las fuerzas enemigas les plantaban combate en abierto los espartanos formaban en rectángulos de unas ocho filas y conservaban una gran disciplina. Iban directos a la lucha que solía ser breve y bestialmente sangrienta. Tenían que acabar pronto ya que la lucha cuerpo a cuerpo era muy fatigosa y más con equipos tan pesados. El objetivo era destruir la formación enemiga y provocar la desbandada. Entonces se perseguía a los que huían y se les iba eliminando o capturando.
Papel de la mujer espartana:
Ella estaba encaminada a
tener hijos para suministrar soldados a Esparta. Crecían haciendo una vida de
ejercicios que consideraban adecuados para que estuvieran sanas a la hora del
parto. Aunque crecían bajo la custodia de sus padres.
La mentalización de esas
mujeres era tan fuerte que cuando su hijo iba al combate le entregaban un
escudo y le decían: vuelve con él o sobre él. Eso era porque si el soldado caía
en el combate se le mostraba a la madre muerto sobre el escudo que había
portado en la guerra.
Si una mujer fallecía dando
a luz tenía derecho a que su nombre figurase sobre su tumba. Sólo los soldados
muertos en combate tenían ese mismo derecho.
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