domingo, 25 de mayo de 2014

Mujer excitada permanente y ninfomanía: diferencia

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Los casos de una mujer excitada de forma permanente y la ninfomanía son diferentes.  Son fenómenos que entran tanto en el campo de la sociología como en el de la psiquiatría. 

El síndrome de excitación continua es una especie de alteración física que hace que exista una gran irrigación de sangre en la zona vaginal de la fémina. Ello produce una continua estimulación erótica con orgasmos uno tras otro. 

El caso de Sarah,   es un claro ejemplo. Puede sufrir hasta doscientos climax diarios. Le vienen en cualquier momento. El zumbido de un ventilador, la expulsión de papeles de la fotocopiadora u otra cosa.

Puede estar hablando con alguien en la oficina y ese alguien abre un cajón y el arrrastre de ese cajón le produce un instantánea excitación y un orgasmo. Alguien baja una persiana y ahí le viene otro.




Al principio se avergonzaba y trataba de disimularlo tosiendo cuando se retorcía de placer o tapando la cara con un pañuelo como que se sonaba. Al final acabó contando a su entorno lo que le sucedía.

No sabe porqué le vino cinco años atrás. Ella lo achaca a unas pastillas tranquilizantes que le recetaron y tomó, pero no parece que haya evidencias claras del motivo. Y no es el caso conocido más grave, por así decirlo, sino que hay otras féminas que superan las trescientas sacudidas diarias. 

No se conoce a ciencia cierta la causa de esta alteración ni se sabe como curarlo. La mujer que lo padece ha de acostumbrarse a vivir con ello. Lo que en principio puede parecer agradable acaba convirtiéndose en una especie de tortura ya que altera la convivencia social. Y la marital ya que los hombres no pueden atender la demanda erótica de la mujer y en realidad ella no les necesita ya que está orgasmada casi continuamente.

No se dan casos similares en los hombres. Una erección permanente en el hombre se conoce como priapísmo, y es una seria dolencia que ha de ser tratada con urgencia. No produce clímax sino que causa dolor e impide orinar. Ya se han tratado algunos sucesos en Penes tiesos y erecciones peligrosas o en El peligro del vicio de la cocaína en el pene

Penes despellejados y rojos como chorizos

La ninfomanía es algo diferente. Es una necesidad psicológica de algunas mujeres de tener relaciones eróticas con hombres. Es una adicción parecida a la satirisiasis que afecta a parte del género masculino.

Las ninfómanas buscan un hombre con el que acostarse y satisfacerse. Pero por mucho empeño que ese hombre ponga, ellas acaban insatisfechas y pronto han de salir a buscar otro. 

Dada la promiscuidad masculina y su general predisposición a tener relaciones, a las mujeres con ese furor uterino no les resulta difícil encontrar alguien con quien copular. El hombre suele encarar su encuentro con una fémina ninfómana con alegría. 

Pero según va pasando el tiempo se percata de que ella es insaciable y él no puede seguir ese ritmo. Llega un momento en que el hombre tiene el pene despellejado y rojo como un chorizo mientras ella aún está esperando más caña. Imposible.

La ninfómana se encuentra con la dificultad de mantener una pareja estable y sólo le queda la salida de la promiscuidad continua que suele producir en el fondo frustración. El tratamiento de esa adicción ha de ser psiquiátrico con ayuda de algunos sedantes.

Resumen:

Como hemos visto, se trata de dos síndromes diferentes. El Síndrome de Excitación Permanente es un desencadenamiento de orgasmos a lo largo del día de forma casi descontrolada y ante el estímulo más diverso. No necesita la participación masculina. Mientras que la ninfomanía si que precisa de la actividad amatoria con un hombre aunque el deseo es difícil de satisfacer. Necesitaría una fila de machos que fueran pasando por la piedra y ni aún así quizás.

Lo que si pone de relieve ese fenómeno del Síndrome de Excitación Permanente es que la capacidad orgásmica de la mujer es ilimitada. La fémina puede concatenar clímax seguidos sin límites prácticamente a diferencia del hombre, cuya capacidad de seguido es más restringida. Es casi imposible que un varón tenga veinte orgasmos seguidos en una hora, por ejemplo, como les pasa a las féminas que padecen el síndrome. Yo como mucho los he tenido en un día, aunque reconozco que con mucho esfuerzo. 

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