La que se muestra arriba es la foto que más dinero costó tomar. Es una imágen histórica. Fue una
excentricidad de Henry Ford, el revolucionario implantador de la cadena de
montaje en la fabricación de coches. Quiso que todos los 12.000 trabajadores de
la factoría se colocaran delante de la misma para hacer una fotografía masiva.
Sucedió en 1913.
Se perdió un día de trabajo y se paró la cadena de producción. Se
dejaron de fabricar seiscientos coches. Ford pagó el sueldo de ese día a todos
los empleados. El monto de la operación en conjunto se estima en nueve millones
de dólares a valor actualizado del dinero en 2014.
Quería conmemorar la instalación de la primera cadena de montaje en
serie en la construcción de vehículos a motor. Hasta entonces el trabajo era
artesanal, se fabricaba coche a coche a manos de expertos artesanos. El
resultado era un coche muy caro sólo al alcance de muy pocos. Y la fiabilidad
dependía de la destreza de los artesanos que lo habían montado.
Con la cadena de montaje en serie se adiestraba a gente sin
conocimientos en realizar tareas concretas. Doblar chapa, colocar ruedas,
colocar asientos, etc. Fue un golpe para los gremios de artesanos que vieron
como gente venida del campo estaba lista para trabajar en el montaje de un
coche después de unos días de entrenamiento.
Las protestas de los gremios artesanales contra las cadenas de montaje
fue enorme. Los gremios tenían una especie de oligopolios que regían sus
actividades y el acceso a dichos gremios estaba restringido. Generalmente a
familiares de los ya pertenecientes a los mismos. Todo eso se vino abajo.
La cadena de montaje ya había sido empleada por otro norteamericano,
Samuel Colt, el fabricante de revólveres tan famosos. Pero la fabricación de
coches en serie era algo mucho más complejo y necesitaba mucha inversión y
talento. Y más entonces que casi todo se hacía en la fábrica.
Henry Ford había montado la fábrica de coches en 1905 y los vehículos se
hacían artesanalmente, coche a coche. Los operarios iban y venían con piezas y
herramientas por la gran sala del taller. Un vehículo tardaba en construirse 13
horas una vez que todas las piezas se habían amontonado.
En 1913 comenzó la tarea de desmenuzar los trabajos para que cada
persona hiciera una parte concreta del trabajo. El chasis se desplazaba por el
taller y en cada sitio iba recibiendo una nueva pieza. El tiempo de montaje en
1914 de un coche había bajado de esas trece horas a hora y media.
La producción de Ford en 1914 fue de más de trescientos mil vehículos,
más que todos los demás fabricantes de coches juntos. El precio por unidad era
de unos 600 dólares cada uno. Un
operario de la empresa ganaba unos 150 dólares al mes, de modo que ahorrando un
poco podía comprar un coche.
El famoso Ford T comenzó a inundar las carreteras norteamericanas y las
de otros lugares del mundo. Su precio empezó a ser asequible para las clases
medias. Un lema de Ford es que quería que sus empleados pudieran tener acceso a
comprar lo que fabricaban, un coche.
Cuando Henry Ford estaba en pleno éxito de ventas, algunos agentes
comerciales le dijeron que había gente que quería comprar un Ford de color que
no fuera negro. Se negó a ello diciendo que eran caprichos que sólo harían
encarecer el producto y dijo que podían pedir el coche del color que quisieran
siempre que fuera negro.
Henry Ford falleció en 1946 dejando una inmensa fortuna. En valor actual
del dinero, en 2014, hubieran sido unos doscientos mil millones de dólares. Probablemente
la mayor fortuna amasada por un empresario en la historia mundial.
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