HUELGAS SALVAJES: CONTROLADORES Y OTROS

Estas huelgas salvajes que paralizan transportes vienen de haber permitido en el Estado la existencia de castas privilegiadas de trabajadores de empresas públicas que disfrutan de sueldos y prebendas muy superiores a las de funcionarios de su misma categoría. A base de convenios colectivos arrancados en otras huelgas salvajes, justificándolo con rollos sobre sus cualificados trabajos, que en última instancia no son más que rutinas propias de gorilas adiestrados, hay colectivos de trabajadores de empresas públicas que han acabado por tener la sartén por el mango. Decretar el Estado de Alarma ha sido la respuesta al Estado de Cabreo de los ciudadanos paganini que sostienen las pérdidas de las empresas públicas.

 

La huelga de controladores del puente de la Constitución fue un éxito. Paralizaron el tráfico aéreo en el espacio de competencia española y demostraron su fuerza una vez más. Después vino la declaración del Estado de Alarma y la militarización, pero el daño a la economía y a los ciudadanos que lo sufrieron directamente, ya estaba hecho.

Sobre los controladores y su huelga salvaje, que ha llevado al Gobierno de España a militarizar el servicio, en un artículo titulado Estado de Alarma publicado en Abc, se pregunta Jose María Carrascal que porqué no se toman medidas tan contundentes ante otro tipo de huelgas salvajes de transportes terrestres. Sin duda se refiere a algunas de las que ha habido de ferrocarril, metro o autobuses. ¡Ah!.

Uno de los detonantes de que algunos controladores hubierna abandonado el puestod de trabajo sin declaración siquiera de huelga se achaca al cabreo de  que el Gobierno de ZP anunciaba en Consejo de Ministros la privatización del 49% de AENA y la apertura al capital privado del 30% de Barajas y El Prat. AENA tiene una red de 47 aeropuertos, y el 80% de ellos son deficitarios. Apenas mueven tráfico. Se estima que AENA tiene un endeudamiento de unos doce mil millones de euros.

Los aeropuertos que pueden considerarse rentables son Alicante, Palma, Málaga, Gran Canaria, Bilbao, Gerona, Ibiza,  San Javier-Murcia y Tenerife Sur aparte de Barajas o El Prat.

Quizás habría que replantearse si España puede sostener 47 aeropuertos y habría que cerrar algunos como el de Badajoz, Burgos, León, Vitoria, Huesca, Pamplona, Córdoba, Albacete, etc….

El problema de que el Estado o las Administraciones tengan empresas públicas es que, aparte de su baja eficiencia generalmente, se forman en ellas unos gremios de trabajadores que a costa de huelgas salvajes consiguen convenios que les permiten cobrar más que los funcionarios de similar categoría. Una huelga salvaje se justifica remitiéndose a puntos del convenio no cumplidos, convenio que a su vez se consiguió en otra huelga salvaje.

Y es que cuando la empresa es pública, esos gremios de trabajadores saben que detrás está el pozo sin fondo de los impuestos o la deuda para hacer frente. Y esas huelgas, al ser el empresario el Estado, se politizan muy fácilmente. Los sindicatos se mueven como pez en el agua en las empresas públicas. No hay peligro de que acaben cerrando. Y agitarlas de vez en cuando, es una forma que tienen de demostrar su poder al gobierno de turno.

Para estos ciudadanos y miles como ellos acumulados en los aeropuertos españoles y en otros del extranjero que no podían volar hacia España, el Estado de Alarma llega tarde. Muchos ciudadanos están hartos de ser víctimas de gremios privilegiados de empresas públicas, empezando por el gremio de los políticos. En ESTADO DE ALARMA no están los controladores, en ESTADO DE ALARMA están muchos ciudadanos desde hace ya tiempo por muchas de las cosas que pasan en España.

El Ministro de Fomento, Blanco, enseña la propuesta de los controladores sobre su convenio colectivo.

La imagen en general de lo controladores no es muy buena. Uno de los que les dio leña fue Javier Sardá, el famoso presentador de televisión. En el programa de Julia en la Onda, de Julia Otero, en Onda Cero, Sardá se despachó diciendo que consideraba terrorismo lo que habían hecho los controladores al paralizar el tráfico aéreo, que nadie les obliga a ser controladores y que un controlador, sentado allí, podía hacer que dos aviones colisionasen, era mejor que se fuera a casa. Acusó a los controladores de boicotear a todos los gobiernos, de exigir pasta por un tubo y unas condiciones que ningún otro colectivo tiene.

En unas declaraciones públicas, Rajoy justificó el apoyo de su partido al Estado de Alarma explicando como ZP gestionó tan mal la situación de los controladores, que al final no le quedó otro remedio que la militarización, al producirse el plante de las torres de control.  

Algunos expertos en derecho constitucional han manifestado sus dudas sobre que la declaración del Estado de Alarma y someter a civiles a la jurisdicción militar sea legal. Pero lo cierto es que si eso no es Constitucional, lo que significa es que el país está indefenso. Cualquier gremio capaz de paralizar sectores vitales, sobre todo en el área de transporte o abastecimiento, pueden conseguir lo que se propongan a base de huelgas salvajes.

Aunque lo de los controladores fue más que una huelga salvaje. Dejaron de cubrir sus puestos sin más, dándose de baja casi simultáneamente cientos de ellos. Como dijo un piloto que volaba en ese momento, cuando llamó por radio no contestaba nadie, era como si todos se hubieran muerto.

En la portada del El Periódico se muestra una nómina de un controlador de Gavá que en 2008 tuvo unos ingresos salariales brutos, de 591.200,38 euros, casi cien millones de las antiguas pesetas. El 74% de dichos ingresos anuales, fueron de horas extraordinarias.  

Todo éste desmadre se producía mientras España caminaba hacia el borde de la quiebra.