Si alguien tienen fama de procrastinar son los funcionarios. La frase
mitológica de las Administraciones públicas es la famosa de "vuelva usted
mañana". Y mañana es el día mágico de la procrastinación. Es el día en que
uno hará todo lo que tiene pendiente.
Ya en el siglo XIX fue expuesto el tema en un brillante artículo de
Larra titulado precisamente así, con esa frase. Denunciaba la lentitud de las
administraciones en los trámites. No ha mejorado mucho el tema salvo por los
adelantos tecnológicos de la informática e Internet.
Existen otras frases mitológicas en las administraciones públicas como la de "eso no es aquí" o "eso lo lleva mi compañero que hoy no ha venido", por ejemplo.
El funcionario se siente seguro en su puesto y trabaja a su ritmo. No
existe una medición concreta de su productividad como pueda existir en empresas
privadas donde se depende de las ventas a un público y de la calidad del producto.
Aunque el ciudadano es el que paga con sus impuestos a los empleados públicos,
el trato que suele recibir no es el de cliente como cuando trata con las
empresas privadas sino el de siervo y paganini.
El funcionario trabaja en una burocracia impersonal para atender a un
público que es una molestia. Y la burocracia siempre tiende a expandirse
exponencialmente.
Por si no fuera suficiente el elevado número de funcionarios y empleados
públicos, los partidos políticos colocan a muchos de sus militantes
distinguidos en cargos públicos. Como no suele haber para todos, se inventan
nuevos puestos a cubrir. Y las plantillas no cesan de crecer.
Apurar el plazo y silencio administrativo:
Aunque procrastinar puede estar lindante con vaguear, no es exactamente
igual. Procrastinar es posponer para mañana las tareas más desagradables para
dedicarse hoy a las más placenteras o menos dolosas.
Y no es que los funcionarios sean vagos en general, sino que el sistema
les induce a procrastinar. Moviéndose en una maraña de legislaciones que marcan
plazos a sus actuaciones la tendencia es a resolver un asunto cuando el plazo
legal para hacerlo está a punto de expirar. Eso cuando no se produce lo que se
llama el silencio administrativo, o sea, no se responde al demandante de algo.
Si aplicamos el principio de Pareto de 80-20 a las Administraciones podríamos
deducir que el 80% de los empleados públicos cumplen razonablemente bien con su
trabajo pero un 20% restante vaguea a costa de ese 80% restante. Y quizás dentro de ese 80% restante hay otro 20% que procrastina y usa la frase mítica de "vuelva usted mañana". ¿O es el 80%?.
Para acabar un chiste corto sobre el tema:
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