El invento de las compresas femeninas y los tampones
vaginales viene de los tiempos antiguos. O sea tiene su historia. Desde siempre, la mujer empleó todo
tipo de materiales para controlar el flujo vaginal. Hay constancia de que en el
antiguo Egipto de los faraones las mujeres introducían papiros enrollados en
sus vaginas para que la menstruación no brotara al exterior. Las que son incapaces
de introducirse algo para absorber el flujo menstrual padecen de tamponfobia.
Paños de todo tipo y tapones de algodón, lana, hierba, etc,
siempre se emplearon a lo largo de la historia. Pero no es hasta el siglo XX
cuando comenzó la producción industrial aplicando tecnología moderna de artilugios que hicieran los periodos
de la mujer más limpios y cómodos dentro de lo posible.
Poco antes de que estallara la Primera Guerra Mundial en
1914, se inventó el celucotón. Tenía una capacidad de absorción cinco veces más
alta que el algodón y era más barato. En 1917 comenzó a fabricarse en EE.UU.
para usarlo como forro aislante en los uniformes del Ejército y para
absorción de la sangre de los soldados heridos en el campo de batalla.
Las enfermeras que estaban en el frente atendiendo heridos
pronto se percataron de que el celucotón era muy bueno para usarlo como
compresas durante sus periodos menstruales.
Después del fin de la Gran Guerra, los pedidos de celucotón
disminuyeron. Casi no había pedidos. La empresa K-C, que lo producía, se había
fijado en el uso que las enfermeras hacían de él y pusieron manos a la obra de
producir compresas usando ese material mezclado con gasas.
Vender venciendo la vergüenza femenina:
En 1920 comenzaron a salir al mercado las primeras toallas
sanitarias menstruales bajo en nombre de Kotex. Pero el problema era
comercializarlo. Era un tema del que las mujeres no querían hablar en público. Eran
pocas las que se atrevían a ir a una tienda y pedirlo abiertamente.
La empresa ideó un sistema de venta peculiar: el producto se
ponía en cajas en las tiendas y las mujeres sólo tenían que tomarlo y depositar
el dinero, sin que nadie atendiera el estante. Ellas entraban, tomaban los que
necesitaban y dejaban el dinero. El comerciante se exponía a que alguna se lo
llevara sin pagar pero no había otro modo de darle salida.
Nace Kleenex:
No obstante, las ventas no cubrían la capacidad de fabricación
de la empresa. Así que ésta comenzó a investigar aplastando el celucotón hasta
láminas finas y consiguió fabricar toallas de papel. Comenzó a venderlas con la
marca Kleenex en 1924.
Nace el tampón Tampax:
Aunque las compresas Kotex eran un gran invento práctico,
alguien se propuso mejorar el sistema. En 1929, el doctor Earle C. Hass comenzó
a investigar el modo de hacer un tampón práctico y en 1931 patentó el conocido
como Tampax.
El tampón absorbía dentro de la vagina el flujo y daba más
libertad de acción a la mujer durante el periodo menstrual. Pero se enfrentaba
al mismo problema que las toallas íntimas de Kotex: la vergüenza que provocaba
en una gran cantidad de mujeres a la hora de comprar eso en las tiendas.
Un método de venta fue la de envío por correo. Se anunciaba
en la prensa con unas casillas para rellenar y hacer el pedido. Sin embargo, no
fue hasta la Segunda Guerra Mundial cuando su uso se extendió: las mujeres
comenzaron a entrar masivamente a trabajar en las fábricas norteamericanas para
suplir a los hombres que iban al frente. Y las Kotex y Tampax les facilitaban
esa actividad.
Marcas que se convierten en genéricos:
Es curioso el que las marcas Tampax y Kleenex se convirtieran en nombre genéricos para designar tampones o pañuelos de papel. La gente dice dame un Tampax o dame un Kleenex aunque el producto sea de otra marca. Es la ventaja de haber sido los primeros en comercializarlo.
Tamponfobia:
La fobia al tampón lo padecen muchas mujeres. No son capaces
de introducirlo dentro de ellas. Los nervios, la mala colocación por no
introducirlo totalmente o la extracción cuando aún no está empapado de flujo,
puede hacer que sientan molestias la primera vez que lo usan y renuncian a él. Otras
sufren de vaginismo, temor a la penetración: su cavidad vaginal se contrae ante
el intento de introducción de algo y no digamos nada si son vírgenes. La clave parece estar en la relajación, la adecuada apertura de piernas y seguir las instrucciones del fabricante al pie de la letra para su buen uso. La publicidad suele ir enfocada en gran medida a vencer los prejuicios de las féminas hacia estos inventos:
Molestias menstruales de las mujeres
Todos estos inventos facilitan la vida a las mujeres durante
los días de la menstruación pero no corrigen todos los inconvenientes. Hay
algunas mujeres que al menstruar están incómodas o incluso pueden tener dolores
de cabeza, molestia general en el cuerpo o sensación de estar hinchadas. Es lo que
vulgarmente se conoce como síndrome menstrual. Hasta puede cambiar su carácter
durante esos días y provocar conflictos
de convivencia con su pareja o tener que dejar de ir a trabajar.
Sobre un 10% de mujeres puede presentar el cuadro que se
conoce como síndrome menstrual severo, que llega a producir depresión y
ansiedad durante esos días del ciclo. Algunas investigaciones han apuntado que
el aumento de la dosis de hierro disminuye esas molestias. También hay tratamientos
con hormonas o de otro tipo bajo prescripción médica.
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