El 25 de Enero de 2011, Alberto Recarte dio una conferencia en el Ateneo de Madrid contra la partitocracia existente en España y proponiendo una reforma constitucional para corregirlo. Lo que quiero destacar de su intervención es su alegato en pro de una independencia efectiva del Poder Judicial. Explicó Recarte como ni los nacionalistas, ni los socialistas, ni los comunistas estaban dispuestos a consentir que las leyes del Parlamento fueran interpretadas por otro poder. Así que limitaron competencias al Tribunal Supremo, superponiendo sobre éste a un Tribunal Constitucional de carácter político.
Posteriormente, con el primer Gobierno del PSOE, se afianzó el poder político sobre el sistema judicial con los nombramientos por acuerdos entre los partidos de los miembros del Poder Judicial. Durante el Gobierno del PP, con Aznar teniendo incluso mayoría absoluta del 2000 al 2004, no se hizo nada en pro de rectificar ese grave defecto incompatible con una verdadera democracia.
Yo añadiría que la partitocracia ha degenerado. Porque una partitocracia, una aristocracia de partidos políticos, tendría un propio código de honor interno. Pero nada de eso hay. El único código parece haber sido “el que no trinca es tonto”.
Los partidos políticos parecen haber seguido un proceso de selección al revés, de manera que la mayoría de los que medran en su seno son incompetentes o corruptos y al final, se ha acabado en una Corruptocracia, el Gobierno de los Corruptos, y en una Kakistocracia, el Gobierno de los Peores, cuando no en una Cagarrocracia directamente.
La intervención de Alberto Recarte en el Ateneo está recogida en una crónica de Libertad Digital.
El afán de contentar a la nefasta ideología nacionalista acabó convirtiendo a España en un sistema autonómico donde se afianzó el caciquismo y la corrupción, hasta poner a España al borde de la quiebra a finales de 2010.
Paganini de a pie, haciéndose la eterna pregunta, después de que la Partitocracia, la Corruptocracia, la Kakistocracia y la Cagarrocracia le haya pasado por encima dejándole zombi.
8 comentarios :
Es nostra casta, es casta nostra.
Ahora cualquiera pone el cascabel al gato. Imposible, a tragar hasta que pete todo.
Que estamos en manos de una partitocracia bipartidista adobada con los nacionalismos peiféricos y separatistas de una casta que ya es hasta endogámica, es evidente.
La pregunta que tenemos que plantearnos es la siguiente:¿es posible cambiar en este pais, en esta sociedad de hoy tal situación, tal orden de cosas?.
La respuesta es no.
Aspirante, es casa nostra y además una buena COSTRA.
Periodico, Natalia, veo que sois más bien pesimistas sobre las posibilidades de cambiar el desastre en que estamos. Yo también.
Neofeudalismo Bucan...
Yo... a piñón fijo
¿Con tantos amorrados al porrón? Ni en sueños cambia esto, solo una reacción popular estilo Túnez o Egipto podría provocar cambios en el sistema. A ese ciudadano tuyo, tan hecho polvo, le falta que lo arrollen tres trolebuses más y una manada de bisontes.
Insignificantius, creo que los señores feudales tenían al menos un código de honor y unas obligaciones con sus subditos. Lo de éstos yo lo veo como vulgar caciquismo.
Candela, ¿te parece poco que le hayan arrollado ochenta mil cargos políticos y sindicales?.
Los partidos políticos actuales son una plaga que ha caído sobre nosotros. Lo tienen todo trincado y bien trincado. De atar y de trincar, para entendernos.
Saludos
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