Fumar en bares y el trafico en ciudades

Si al Gobierno español, que en 2011 ha prohibido fumar en todos los bares,  le preocupa la salud de los ciudadanos, debería prohibir el tráfico en las ciudades. La Sociedad Española de Neumolología ya advirtió en Septiembre de 2010 que la contaminación de las ciudades causa tres veces más muertes que los accidentes de tráfico y unas diez veces más que los accidentes laborales, siendo del orden de los 16.000 fallecimientos anuales. Sin contar con las enfermedades respiratorias, alergias, pérdidas de capacidad pulmonar y cánceres.

Los coches en las ciudades provocan más contaminación que las centrales térmicas. Sobre el 32% de todas las emisiones de Nox (Oxidos de Nitrógeno NO2) proceden de los coches, que también emiten dióxido de azufre. El Nox produce envejecimiento de los pulmones y pérdida de capacidad respiratoria

Aparte, están las micropartículas procedentes de las frenadas y del rozamiento de las ruedas con el asfalto. Todas las pastillas de freno producen polvillo al frenar, en mayor o menor medida. De hecho, el propio polvillo ayuda a evitar vibraciones en el disco de freno.

Además, el 80% de la contaminación acústica de las ciudades procede del tráfico.

Es decir, que así como en los bares es perfectamente pausible que un bar pueda ser de fumadores y allá ellos los que se reúnan allí, y los no fumadores pueden elegir no acudir a ellos, no sucede lo mismo con los vehículos. Todos los habitantes de ciudades están respirando continuamente las emisiones de millares de vehículos, autobuses y camiones que se desplazan por las ciudades.

Si vives en una ciudad, te estás intoxicando continuamente. No es cuando eches un cigarrillo. Es continuamente. Aunque tú no uses vehículo, respirarás el humo y el polvillo de frenos de los vehículos de los demás. El gobierno ha prohibido fumar en los bares pero no prohíbe el tráfico en las ciudades. Porque realmente no le preocupa la salud de los ciudadanos. Si vives en una ciudad, escapa lo antes que puedas.

Prohíben fumar en bares a los que voluntariamente quieran hacerlo mientras permiten que miles y miles de coches intoxiquen a personas que viven en las ciudades que no emplean el coche o ni siquiera tienen uno. Aranca, frena, gases y polvillo de frenos a la atmósfera.  Y sin contar con la contaminación acústica.

Si al Gobierno le preocupara la salud de los ciudadanos, ya hubiera prohibido hace tiempo el uso de, al menos, vehículos de motor diesel en las ciudades.

Para empezar, el Gobierno debería decretar la supresión de los cochazos oficiales, para dar ejemplo de que se preocupa de la salud de los ciudadanos y que las instituciones no colaboran a la contaminación. Además, se ahorraría mucho dinero a las arcas públicas.

Por lo tanto, el Gobierno, que tanto dice velar por la salud de los ciudadanos, debería haber prohibido mucho antes el tráfico en las ciudades que la existencia de bares de fumadores.

Un restaurante de Marbella reclama su derecho como negocio privado a elegir si sus clientes pueden o no fumar en su interior.

Otro bar de Castellón que afirma permitirá fumar.

Está claro que a algunos locales se les está produciendo un daño económico. La cuestión es que,  si fuera declarada ilegal esa Ley que prohíbe que un particular pueda tener un bar para fumadores, ¿los responsables políticos del desaguisado pagarían con sus bienes personales para hacer frente a los daños?.

Si una persona quiere abrir un bar para fumadores está perfectamente en su derecho puesto que el tabaco es un producto de venta legal, cargado además con cuantiosos impuestos. De hecho, una cajetilla de tabaco que vale unos 60 céntavos de euro se vende por casi cuatro euros.

Sin contar con que España es un país cuya principal industria es la turística. Y para un país turístico, encarecer los vicios o prohibirlos puede tener consecuencias nefastas. Hay experimentos que conviene hacerlos con gaseosa.

Al margen de la incidencia económica sobre muchos bares y restaurantes, se produce el efecto de la acumulación de fumadores en las puertas de los establecimientos.

Un hostelero vasco rompe una máquina expendedora de tabaco a mazazos. El mensaje es que si en su local no se puede fumar, no venderá tabaco para no colaborar a recaudar impuestos.

El tema es tan polémico que hasta desde las filas socialistas se oyen voces discordantes.

Multado por defender el derecho a decidir si en su local se fuma o no se fuma. Realmente es demencial. Si el dueño permite fumar, los camareros permiten fumar y los que acuden al local son fumadores, ¿QUÉ LE INCUMBE ESO AL GOBIERNO?

Al margen de lo discutible de la Ley, está claro que en plena crisis económica en España no era el mejor momento para aplicar algo tan drástico. Lo más curiososo y sangrante es que los responsables políticos de haber llevado a España al borde de la quiebra, son los autores de la Ley de prohibición total de fumar en bares. Es para preguntarse si políticos tan incompetentes tienen autoridad para dictar leyes de tal calibre.

A uno de los abanderados contra el atropello de la Ley que prohibe fumar en los bares, le han cerrado el negocio por decisión administrativa. Hay que ver que energía demuestra a veces la Administración. Podría hacer demostración de tal energía para combatir la corrupción, que está dejando asolado al país.

Finalmente, el Asador de Guadalmina tira la toalla y comunica a la Junta de Andalucía que acatará el cumplimiento de la Ley que prohíbe fumar en los bares.

Asociaciones de hoteleros no desisten de reclamar libertad de decisión en sus bares.

Hay gente que se fabrica carteles como este para colocarlos en la barra del bar para que no le quiten el sitio mientras sale a la puerta a fumar un cigarrillo.

Lo más asombroso es que vivimos en un mundo tecnológico donde hay montones de soluciones para problemas como el que nos ocupa. Veáse éste bar como lo tiene solucionado. Encima de cada mesa, una campana extractora.