Fallecido en 2002, John
Gotti fue elegante mafioso y matón callejero al mismo tiempo. Violento en su
juventud, en 1966, con 26 años, entró al servicio de un capo de la poderosa
familia mafiosa Gambino, la principal de Nueva York y una de las más poderosas
de EE.UU. Según la revista People y otros analistas, la película El Padrino se inspiró mucho en este personaje. Aunque tiene película propia histórica titulada "El último Padrino".
Gotti fue ascendiendo y
ganando la confianza de los Gambino pero cuando creyó que iba a ser nombrado el
capo que llevaría sus negocios, se encontró con que el elegido fue Castellano. Así
que decidió matarlo. Castellano era muy rico y vivía en una mansión en una
colina a las afueras de Nueva York. Se sentía poderoso e intocable. Dirigía los
negocios de la mafia a través de abogados y consejeros. Jamás se reunía con los
capitanes de los grupos de hampones de forma directa. Gotti y otros muchos
capos lo consideraban un estirado que les despreciaba.
Asesinan al capo Castellano:
Castellano fue una noche a
cenar a un restaurante de Nueva York. Iba sólo con su chofer, sin escolta.
Consideraba que nadie osaría ponerle un dedo encima. Y así era salvo Gotti. Cuatro
pistoleros de éste esperaban la llegada de Castellano al restaurante. Vestidos
todos igual, con una gabardina marrón y un gorro ruso, cuando Castellano salía
del coche, le acribillaron a tiros. Lo mismo hicieron con su chófer. Mientras
tanto Gotti, en un coche aparcado en las cercanías, presenciaba la escena
acompañado de su lugarteniente, Salvatore Gravano, que un día se revolvería
contra él como veremos.
Gotti es nombrado Padrino:
Gotti hizo una reunión de
capos y consiguió ser nombrado jefe de todos ellos en sustitución de
Castellano. Desde entonces se hizo cargo de los negocios de los Gambino. Comenzó
a vestirse elegantemente con trajes caros y a pasearse por los mejores sitios
de Nueva York. Empezó a ser un gangster de película y le gustaba salir en los
medios de comunicación. Gustaba de que el resto de capos y afiliados de la
mafia le besaran el anillo en señal de respeto. Un agente del FBI dijo que se
creía el Papa.
Automovilista acojonado:
Pero el pasado de matón
callejero de Gotti le perseguía. Años atrás había dado una paliza a un
conductor por una disputa sobre una plaza de aparcamiento. Dicho conductor había
presentado una denuncia contra Gotti y ahora, cuando éste era el jefe ejecutivo
de los Gambino, el caso llegaba a los tribunales. Fue citado a juicio, pero el
conductor ya sabía quien era Gotti y el peligro que tenía así que retiró los
cargos y el mafioso salió libre.
Se convierte en el Don
Teflón:
Gotti fue procesado de nuevo
por actividades criminales. El juicio se convirtió en un circo mediático. Todas
las televisiones del país lo retransmitían. El mafioso lucía vestido como un
dandy y hablaba con los periodistas. Muchos espectadores estaban fascinados
como si estuvieran viendo una película. Gotti se pavoneaba de que saldría
absuelto. Como después se supo, había sobornado a algún miembro del jurado y el
resto no estaba por la labor de condenar a un tío que algún día podía ordenar
que les cortaran en pedazos. Después de meses de show, fue efectivamente
absuelto. La prensa comenzó a llamarle el Don Teflón, ya que las acusaciones le
resbalaban.
Cortado por la mitad:
Cuando Gotti aún no era el
jefe de los capos de los Gambino vivía en una casa con su mujer e hijos. Un
conductor atropelló y mató a uno de sus niños. El niño salió a la calzada de
forma imprevista cuando pasaba el vehículo y el conductor no pudo hacer nada. Quedó
acreditado que fue un puro accidente culpa del niño o de que su madre no lo había
controlado. Un tiempo después, el conductor fue asesinado cortado por la mitad
con una motosierra. Se cree que Gotti es el que usó la motosierra. Fue ayudado
por el gángster Carneglia y otros hombres de la organización.
FBI graba a Gotti:
El FBI, viéndose burlado una
y otra vez por el Don Teflón, decidió montar una macro operación contra el
mafioso. Sabían que Gotti iba todos los días a un club nocturno donde
despachaba asuntos. Algo inconcebible para un jefe de la mafia de su nivel,
pero el tirón de matón callejero y de exhibición pública podía más en Gotti que
la prudencia y reserva que exigía su cargo en la mafia.
El FBI alquiló un edificio
de oficinas que estaba enfrente del club y montó un enorme dispositivo de cámaras
de vigilancia. Se quedaron pasmados con la cantidad de gente que recibía Gotti
en el club. Muchos eran mafiosos conocidos pero el FBI descubrió a otras muchas
personas que no creía relacionadas con la mafia incluidos políticos y
financieros.
Después de meses de
observación, decidieron que era fundamental poder grabar las conversaciones
dentro del local. Un día, cuando el local estaba cerrado, entraron agentes del
FBI y montaron micrófonos. Se dispusieron a escuchar, pero la música y el ruido
de los clientes del club hacía que fuera casi imposible enterarse de lo que decían.
Podía oir a Gotti hablar
pero era ininteligible por el ruido de fondo. Pero se dieron cuenta de que al
cabo de un rato ya no se oía la voz de Gotti. Es como si se hubiera ido aunque
no le habían visto salir por la puerta del club. Observaron que al poco de
dejar de oírse la voz del mafioso, por la puerta del local de al lado del club
salía una mujer a la calle. Investigaron y descubrieron que esa mujer era viuda
de un mafioso muerto.
El FBI descubrió también el
club tenía una puerta interior que se comunicaba con el edificio de al lado,
donde vivía la mujer viuda del mafioso. Lo que hacía Gotti es que abandonaba el
club por esa puerta y se metía en la vivienda de la viuda para despachar allí
asuntos con los visitantes. Cuando ellos entraban, la viuda les dejaba solos y
se iba a la calle.
Aprovechando un viaje que
hizo la viuda para visitar a unos familiares, el FBI entró en la vivienda y
colocó micrófonos. A partir de entonces, pudo escuchar alto y claro a Gotti en
sus reuniones. Y el FBI se quedó pasmado. Gotti hablaba a las claras, incluso
repetía las órdenes para que quedaran claras. Y se pavoneaba de cómo había
ordenado matar a tal o iba a cargarse a cual.
La filosofía que había
impuesto Gotti es que el silencio en la organización era vital y que cualquiera
que se fuera de la lengua sería eliminado. Bastaba la sospecha para que se lo
cargaran. Y allí estaba él, en la vivienda de la viuda, largando por los cuatro
costados.
Cuando el FBI reunió
suficiente material, se presentó la demanda contra Gotti. Se eligió a un jurado
secreto, para que nadie pudiera saber la identidad de los miembros del mismo,
ni siquiera los jueces que presidían el tribunal. Pero ni aún así las tenían
todas consigo de que lograran una condena.
La traición del
lugarteniente:
En una grabación se oía a
Gotti hablar de su lugarteniente, Salvatore Gravano, el hombre de confianza que
lo había acompañado desde el asesinato de Castellano. Gotti decía que se había
vuelto muy ambicioso, que ya no le ofrecía confianza y barajaba la posibilidad
de tener que librarse de él.
El FBI dejó que Gravano
escuchara la grabación. Cuando terminó de oír estaba pálido. Se veía muerto.
Entonces decidió convertirse en testigo protegido del FBI para declarar contra
Gotti. Eso fue la perdición de éste. Gravano
cantó de lo lindo durante el juicio, dando datos precisos de los hechos.
1 comentarios :
Pues es clavadito a Garzón
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