TRABAJO Y TOCARSE LAS NARICES

El trabajo de los funcionarios siempre se ha asociado con tocarse las narices. El Secretario de Estado de la Seguridad Social, Octavio Granado, ha mostrado en una conferencia de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) su descontento sobre la obligatoriedad de contratar a trabajadores públicos a jornada completa cuando en realidad a muchos sólo se los necesitaría a media jornada. "Contratamos para ocho horas sabiendo que van a estar cuatro tocándose las narices y luego cuatro trabajando, porque realmente el trabajo que necesitamos es de cuatro horas", aseguró.

Rápidamente nos hemos puesto en contacto con el Jefe de Sindicatos de Funcionarios y Personal al Servicio de la Administración Que Se Tocan Las Narices, el SFPSAQSTLN, que nos contestó que él se toca las narices en el trabajo, mientras su jefe, un cargo político, se toca los huevos, sólo que por eso pagan más. Y dijo querer aprovechar la ocasión para pedir que se equiparen los sueldos de los que se tocan las narices y los que se tocan los huevos.

Naturalmente, éste Jefe del sindicato SFPSAQSTLN no sabe que tocarse los huevos es una actividad superior a tocarse las narices. Ya en la antigua Roma, cuando los testigos masculinos declaraban en los juicios, al prometer decir toda la verdad, debían agarrarse los testículos con la mano derecha. De aquí viene precisamente la palabra TESTIFICAR. O sea, que tocarse los huevos no es ninguna tontería.