PENA DE MUERTE: EUTANASIA PROCESAL | Sobaco Global


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PENA DE MUERTE: EUTANASIA PROCESAL


Es interesante el concepto de la pena de muerte como eutanasia procesal que propone el fiósofo Gustavo Bueno. El que asesina a otra persona de forma deliberada priva a la víctima de su derecho a la vida y por tanto pierde su propio derecho a la existencia. Y el Estado debería privarle de dicho derecho con la condena a muerte. Porque si el asesino estuviera realmente arrepentido, se suicidaría al no poder soportar los remordimientos. Y si no se suicida, porque no sea capaz, el Estado debería ayudarle a poner fin a su insufrible congoja de arrepentido. Y si no está realmente arrepentido, eso cuando no está encima orgulloso, como sucede con algunos criminales, sobre todo terroristas, el Estado debe apartar para siempre de la sociedad a tal monstruo.
 

La sociedad que rechaza la pena de muerte para los criminales convictos es que en el fondo defiende poco la vida y en realidad es una sociedad pasota y degenerada.
GUSTAVO BUENO, filósofo, antifranquista con Franco vivo, desconcertó en su día a los tontiprogres cuando se decantó a favor de la pena de muerte como eutanasia procesal para los criminales y sobre todo para los etarras.

En una entrevista que le realizó M. Amela hace años, en La Vanguardia, lo explica muy bien:

—Perdón, ¿defiende la pena de muerte?
—Sí, sí, claro. Debería hacerse un referéndum sobre la pena de muerte. La gente no se atreve a decir esto, pero yo sí. Por ejemplo, al etarra Barrios, el que asesinó al matrimonio de Sevilla, habría que matarle.

—¿No cree que una sociedad demuestra verdadera fortaleza cuando no necesita recurrir a la ejecución ni del más execrable asesino?
—No: si la sociedad asume un crimen horrible como el de Sevilla, borra la frontera entre lo admisible y lo inadmisible y se pone en peligro a sí misma.

—¿Se atrevería usted a matar con sus propias manos al etarra Barrios?
—Sí. En este caso, sí. Si él se hubiese arrepentido de veras, debería suicidarse. Pero si, encima, está orgulloso de lo que hizo... no es un hombre, es un imbécil social, un ser peligrosísimo, una persona cero. Matarle no es matar a una persona.

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Resumiendo: el que quita el derecho a la vida a otro, pierde su derecho a la existencia y el Estado debería quitársela. Sólo podría indultarle la víctima, que está muerta. Es decir, tendría que haber hecho la víctima previamente un testamento vital en el que especificase que si alguien le asesina, no se ejecute al culpable. El registro de ésta voluntad podría ponerse al alcance de los ciudadanos en oficinas del Ministerio del Interior y del de Justicia.

Porque es muy cómodo otorgar el perdón a los asesinos cuando el muerto no eres tú, o alguien de tu familia o de tus amistades. Y eso lo comprueban día a día montones de allegados a asesinados en las más viles circunstancias. Por no hablar de individuos como Juana Chaos, el etarra que arrebató a varias personas el derecho a la existencia y después se pavoneaba paseando su derecho a la vida por Irlanda y encima despotricando contra España y animándo el cotarro nacionalista.

De risa, si no fuera tan trágico. Pero como dudamos de que ésta sociedad reaccione a la parálisis a la que los tontiprogres la tienen sometida, diremos que seguirá el lema en vigor: al que le toca, se jode. Es lo que hay.
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2 comentarios :

Anónimo dijo...

Perfectamente razonado. A ver si los tontiprogres, como les llamáis, se enteran y se ponen de vez en cuando en el papel de las víctimas en lugar de tanto preocuparse por los asesinos. Lo de Juana Chaos es vomitivo. No quiero ni pensar en los familiares y amigos de sus víctimas.

Anónimo dijo...

La gente se ha vuelto fofa y los criminales se vuelven cada vez más osados y desafiantes.
Desde luego, como dicen en el artículo, al que le toca, se jode.