Hablaré un poco del timo de
los videntes y del caso concreto de una adivina condenada. La estafa consiste
en que un supuesto brujo que dice tener capacidades de ver el futuro, de hablar
con los muertos y cosas similares consigue sacarle el dinero a su víctima con
objeto de mejorarle dicho futuro, de ponerse a bien con un fallecido o
cualquier otro beneficio.
Visitar a un vidente puede
ser una terapia para una persona. Muchos actúan como consejeros que con sentido
común, simulando tener poderes extraordinarios de videncia, aconsejan lo que
estiman más conveniente para los problemas que les exponen sus clientes. Pero
otros no.
Las brujas y brujos pillos
lo que hacen es inculcar en su “cliente” que la causa de sus males vienen de
que está poseído por el diablo o algún mal espíritu y que ha de ser limpiado. Y
para ello, hacen falta conjuros y algunos materiales que son muy difíciles de
conseguir y muy caros. Entonces el “cliente” pasa a ser víctima paganini.
Adivina condenada por estafa:
Veamos un caso que sucedió en Nueva York en que la vidente le timó a otra mujer más de seiscientos mil dólares.
Veamos un caso que sucedió en Nueva York en que la vidente le timó a otra mujer más de seiscientos mil dólares.
Janet M. era una supuesta vidente que un día
recibió una visita de una mujer que acudía para exponerle sus inquietudes
espirituales. Janet explicó a esa mujer que había entrado en contacto con el
más allá y que una de las abuelas fallecida no dejaba de sollozar porque su
nieta estaba poseída por el diablo.
Para librarla de la posesión
diabólica necesitaba conseguir productos especiales y para ello la víctima
debería proporcionarle dinero. Primero fueron cantidades de seiscientos
dólares. Durante un año, las visitas continuaron y la víctima recibía a cambio
de su dinero un mejunje que lo que parece que contenía según se supo en el
juicio posterior por estafa era agua, aceite y sales.
Total que después de que
tenía totalmente engatusada a su crédula víctima y había recibido cantidades
periódicas de dinero, Janet decidió dar el golpe final. Habló de que tendría
que ir a una montaña lejana a hacer conjuros más eficaces con productos muy
caros. Y le pidió a su víctima que le ingresara sus ahorros, de unos
seiscientos mil dólares.
La víctima ingresó el dinero
y al cabo de unos días, quizás por advertencias de amigos y familiares,
comprendió que estaba siendo víctima de un timo y lo denunció. En el juicio, la
maga Janet alegó que su clienta necesitaba protección contra las posesiones
maléficas y que ella se la daba. Y que el dinero se lo había entregado
voluntariamente.
El fiscal alegó que lo que
había hecho la bruja Janet era un robo, porque aunque el dinero fuera entregado
voluntariamente, era producto de un fraude. Expuso que “cabía considerar a
Janet como una consejera espiritual pagada pero que había cometido un engaño
punible como si lo hubiera cometido un abogado, un contable o cualquier otro
oficio en que se gane la confianza del cliente. Abusar de esa confianza para
sacarle dinero es un robo”. La bruja Janet fue condenada.
O sea, que visitar videntes,
brujos, magos y similar, puede ser inofensivo e incluso beneficioso para
algunas personas crédulas siempre que ellos actúen como honrados consejeros.
Pero el peligro es que se aprovechen de esa credulidad para imbuir en la
persona que les consulta el estar poseídos por algún espíritu maligno o padecer
mal de ojo: entonces, la persona interioriza esa creencia y acaba en manos del
supuesto curador que procederá a sacarle todo el dinero que pueda.
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1 comentarios :
Qeu por otro lado es lo mas probable
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