Cara póquer: botox

El intentar conseguir una cara de póquer con botox, que se conoce como “pokertox” es una de las curiosidades que veremos hoy. Es a lo que recurren actualmente algunos jugadores de ese juego de naipes. Como se sabe, el póquer es un juego de envite donde se puede perder o ganar mucho dinero. Una cosa básica es que los que participan oculten sus emociones, no dejen traslucir si llevan buena o mala jugada. El botox paraliza los músculos de la cara (disminuyendo arrugas) y la vuelve más inexpresiva. Pero los ojos, las manos y el resto del cuerpo pueden delatar emociones.

Las pupilas de los ojos se dilatan levemente cuando alguien contempla algo que le es placentero. Es algo instintivo, casi imperceptible. Ha habido investigaciones que lo han comprobado recurriendo a grabaciones con cámaras donde se recogían los rostros de las personas según les iban mostrando diferentes objetos. Ver mujeres desnudas, por ejemplo, dilataban las pupilas masculinas. O una buena mano de cartas en el poker. 

Un observador avezado podría detectarlo en tu rostro. Para evitar eso, se pueden usar gafas de sol. Los negociantes en jade o piedras preciosas siempre han intentado ocultar los ojos entre ellos para no revelar si la joya que tenían ante ellos les interesaba enormemente o no.

Hace falta mucha concentración y práctica para que tampoco te delaten tus movimientos de manos, posturas del cuerpo, giros de cabeza, etc. Ver buenas cartas en la mano provoca un entusiasmo que tiende a manifestarse y si no se evita, estás perdido. La buena jugada que te ha llegado te servirá de poco si los demás se dan cuenta, al ser el póker un juego de envite donde no basta con tener buen juego sino incitar a los demás a entrar a competir para que pierdan la pasta.

Como decía antes, en el póquer se puede perder o ganar mucho dinero. Se puede perder todo lo que uno tiene si la partida es sin límite en las apuestas. Y muchas jugadas son de farol. O sea, un jugador, cuando hay un montón de dinero sobre la mesa, puede subir la apuesta con otra fuerte cantidad y sin llevar buenas cartas. Si nadie se atreve a igualarla para ver las cartas que lleva, el que subió la apuesta gana todo lo que está sobre el tapete. Pero si sus gestos delatan que va de farol, está perdido, porque alguien con una cierta jugada en las manos irá a verlo y le ganará.