Decisiones: a oscuras es mejor

A la hora de tomar decisiones, a oscuras es mejor. La luz excita el sistema emocional. Hace que te sientas más optimista pero también más exaltado. Ambas son sensaciones malas si tienes que tomar una decisión que sea importante. 

La luz como técnica de venta:

La iluminación potente es empleada precisamente en las tiendas y los escaparates para resaltar el producto a vender y para excitar tus ansias de compra. Si las grandes superficies están en penumbra, el afán comprador de la gente disminuye. Se vuelven más cautos y más precavidos. Meditan más los gastos que van a hacer.

Sin embargo, el ambiente de luz y música ambiente en unos grandes almacenes incitan a que el cliente actúe de forma más irreflexiva y compre cosas que ni siquiera está totalmente seguro de que le gustan. La compra por impulso se ve potenciada.

Los potentes focos de luz en los mítines políticos que alumbran al candidato o los que iluminan a los actores y cantantes en los grandes eventos, hace que se perciban como superiores o semidioses ante los que los contemplan. 

Luz y riesgo:

Así pues, tomar decisiones en una oficina bien amueblada, con grandes cristales, en un día soleado y con potente iluminación interna, implica un alto riesgo de equivocarse. La osadía aumenta y con ello la capacidad de asumir riesgos.

El dicho de que "lo consultes con la almohada" puede tener una base de razón en que generalmente en la cama se está a oscuras o en penumbra. Los sentidos no se ven alterados por la luminosidad. 

Consejo:

Si tienes que tomar una decisión importante, a oscuras es mejor. Cierra las cortinas y deja la habitación con poca luz. Ello te ayudará a concentrarte en el problema y a no pecar de optimismo infundado. Si además mantienes en la mano algo pesado, como un pisapapeles o una pesa, por ejemplo, ayudarás a que el ambiente en que decidas sea el más adecuado para ello.