Vamos con algunas reflexiones sobre Internet acompañado de algún consejo en clave de humor o sarcástico. Alguien ha comparado a
Internet con un bibliotecario borracho y desordenado que no calla nunca. Es
como un mundo virtual donde siempre hace buen tiempo, no llueve ni nieva. Es
como si fuera un paraíso donde al mismo tiempo reina una horrorosa anarquía.
Una de las propiedades de la
red es que puede hacerte famoso aunque seas un solitario en la vida real. Y con
algunas aplicaciones como Twitter las relaciones virtuales se vuelven
asimétricas: puedes seguir a alguien que no te sigue a ti y viceversa.
Internet ha introducido
momentos de pánico en nuestras vidas: Por ejemplo, cuando el ordenador no se
conecta a la red. De repente piensas que esa maravillosa máquina desconectada
no sirve para nada.
También ha introducido
momentos de desesperación. Lo notas cuando lo que buscas no aparece en la
primera página de Google y has de pasar a la segunda. Llega un momento en que
si la respuesta no aparece en Google empiezas a pensar que no deberías preguntar lo que estás preguntando.
Ha distorsionado el tiempo.
Mientras estás navegando media hora, el tiempo en la vida real ha sido de dos
horas. Por ello induce a procrastinar, a que dejemos cosas que tendríamos que
hacer hoy dejarlas para mañana. Y hace que mantengas una lucha todas las noches
entre navegar o dormir.
Aumenta la capacidad de almacenamiento,
la velocidad de navegación, pero lo que no aumenta es nuestro tiempo
disponible. Más bien disminuye y con él nuestra capacidad de atención a lo que
vemos en pantalla. Leemos en diagonal, escaneamos más que leemos y muchas veces
sólo miramos las fotos.
La pirámide de las necesidades básicas ha sido modificada por la red de redes. El wifi es tan necesario para muchos como comer, beber o respirar. De hecho yo puedo aguantar más sin comer que sin conexión wifi.
Hasta los que más presumen de solidaridad en la red ponen clave a su wifi. La red ha puesto de relieve la insolidaridad humana incluso a nivel vecinal, je, je.
Lógicamente, si en la vida
real el nivel de estúpidos es elevado, tal como describió Cipolla, la red de
redes se llena de estupideces. La acumulación de basura y necedades en ella es
enorme, pero no es más que un reflejo en lo virtual de lo que existe en lo
real.
Un problema de la red es que
puede fomentar la necedad. Todos los usuarios en Internet pueden dar su opinión
y cuanto más estúpidos son más creen que todas las opiniones son respetables.
Un joven de bachiller puede discutir sobre política energética con un ingeniero
industrial como si las opiniones de ambos tuvieran el mismo fundamento. Un
necio se atreve en la red a discutir a un sabio y otros necios mayores le
jalean. Y la necedad es más atrevida que la sabiduría. Se extiende con más
facilidad por su mayor simpleza.
A favor de la red de redes
se ha dicho que es una prolongación de las conexiones de nuestro cerebro, que
aumenta así su potencia. ¿Aumenta nuestra inteligencia?. Quizás está creando
otro tipo de inteligencia. Lo que sí parece es que produce una pérdida de la
capacidad de memorizar debido a que existe el enlace y el copia y pega.
Las claves de Internet cada
vez se complican más. Hay sitios donde te dicen que han de contener mayúsculas,
minúsculas, números y pronto pedirán tu símbolo astrológico y grupo sanguíneo.
En muchos sitios, al meter
la clave te dicen que “usuario o Password incorrecto”. Te dejan perplejo.
Podían decir en cual de ambos está el error. O si está en ambos. A veces pasa
que poner la palabra clave en el lugar del usuario y el usuario en la palabra
clave y te dices, pero que pasa, si no hay error, lo estoy escribiendo bien.
Conclusión:
La atracción de la red de
redes es fatal. Y más atrayente cuanto más cosas o trabajo tengas pendiente.
Consejos:
No te creas todo
lo que lees en Internet, salvo esto.
Acuerdate de eliminar el historial y las cookies de vez en cuando.
Respeta y valora a tus padres si vives con ellos.
Cuidado con la redes sociales.
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