A veces alguien tiene ideas millonarias. Fue el caso de Gary Dahl con su piedra mascota que le hizo millonario. En 1975 lanzó al mercado el producto y ganó mucho dinero, unos tres millones de dólares de la época. Parece absurdo pero sucedió.
Se le ocurrió durante una reunión de amigos. Estaban hablando sobre los animales que tenían como mascota y comparando ventajas e inconvenientes. Que si los perros tal, los gatos cual y así. Te hacen compañía pero exigen dedicación y limitan ciertas actividades si no quieres dejarles solos.
De modo que Gary pensó que la mascota perfecta sería un pedrusco. Comenzó a recoger cantos rodados en la orilla de un río y decidió venderlos. Hizo publicidad. Metía un pedrusco en una caja con un libro de instrucciones. Y empezó a recibir pedidos.
En seis meses recibió un millón y medio de pedidos. Vendía a unos cuatro dólares la unidad. Naturalmente no todo eran beneficios: había que descontar el coste de las piedras, que las compraba a suministradores porque él no daba abasto a recogerlas personalmente y el coste de envío.
En la foto anterior puede verse como era el envío. El pedrusco iba delicadamente envuelto en virutas para que no se golpeara durante el traslado y la caja tenía unos buenos orificios para que la piedra pudiera respirar.
Cada pedrusco venía con un número y un certificado expedido por Gary que acreditaba que era una piedra de compañía auténtica y no una piedra cualquiera.
En el libro de instrucciones se explicaba por ejemplo como lavarla de ver en cuando con jabón y agua templada secándola con cuidado para evitar a la roca el estrés. Lo primero, naturalmente, era ponerle un nombre. Se la podía perfumar y se aconsejaba ponerle música para que estuviera relajada.
Otras cosas que se podían hacer según el libro era darle masajes al pedrusco y acariciarlo de vez en cuando. También podías reflexionar con él sobre los sucesos del día.
Esto es un ejemplo de cómo una idea original por extravagante que sea puede tener éxito económico y hacerte ganar dinero. Hasta el punto de que surgieron imitadores que empezaron a vender también sus propios pedruscos y hacerle la competencia a Gary. Era muy difícil de evitar ya que no podía tener una patente sobre vender piedras en exclusiva.
Ganó tres millones de dólares pero podría haber ganado mucho más si no fuera por dichas imitaciones. Es lo que tiene el éxito. Que pronto surgen aprovechados que copian la idea o el producto.
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