El caso de la condenada a ocho años de cárcel por haber fingido que era hombre en una relación amorosa con una mujer es curioso y polémico al mismo tiempo. La inglesa Gayle N. ligó en 2011 a través de Facebook con otra mujer pero fingiendo que era un hombre durante casi dos años.
Un día de 2013 acordaron encontrarse físicamente y tener una relación erótica. Según la "novia", que demandó después a Gayle, ésta, simulando ser un hombre, le dijo que se pusiera una venda en los ojos para darle más morbo al asunto del trajín amoroso.
Después del fornicio quedaron en seguir viéndose. Según la novia engañada siempre tenían las relaciones del mismo modo: ojos vendados y la penetración la hacía el falso hombre con una reproducción de un pene de látex que se sujetaba con unas correas a la cintura.
La engañada denuncia al falso hombre:
Pasaron los meses y la relación continuó hasta que un día la novia víctima descubrió que Gayle era un hombre. La denunció ante la justicia alegando que la había engañado y producido un fuerte trauma psicológico. El juicio se celebró en Noviembre de 2015.
Hay gente muy crédula. A esta mujer le dijeron que cerrara los ojos y le hicieron creer que estaba participando en una orgía.
La polémica:
El abogado defensor de Gayle alegó que era imposible que la novia denunciante, que ya había tenido relaciones con otros hombres, no se hubiera percatado en todo ese tiempo de que era penetrada por un miembro de goma en vez de uno auténtico aunque tuviera los ojos cerrados.
Según el abogado esa práctica amorosa de hacerlo sin ver era un juego erótico pactado entre ambas mujeres y que en ese juego a Gayle le correspondía hacer el papel masculino con un pene falso.
Y este razonamiento es el mismo que se hacen muchos: que es muy difícil ocultar el correaje que sujeta a un pene de latex. Sin tener en cuenta otros detalles como los pechos, el tacto de la piel y así. Veamos la sentencia.
La sentencia:
El juez decidió creer a la novia desengañada considerando que Gayle era una manipuladora capaz de engañar perfectamente. Consideró que la novia demandante estaba enamorada del que creía un hombre y que ello impidió que se diera cuenta del engaño.
El juez también expuso que Gayle era lesbiana y actuó únicamente movida por su ansía de satisfacción sexual despreciando el daño psicológico que padecería su víctima cuando descubriera la verdad y por ello la condenó a ocho años de prisión.
Gayle, el falso hombre, sufrió una crisis nerviosa al escuchar la sentencia: gritando y llorando fue sacada de la sala.
La polémica sigue abierta entre los que creen que el engaño es posible y los que opinan que no puede ser por mucha venda que llevase en los ojos cuanto tenían relaciones.
A mí personalmente también me resulta difícil de creer que la demandante no se percatara de que se estaba acostando con otra fémina que empleaba un artilugio penetrador de goma. Cabe pensar que el juez se basara para la condena en la simulación que Gayle hizo en la red social para fingir ser del género masculino.
A mí personalmente también me resulta difícil de creer que la demandante no se percatara de que se estaba acostando con otra fémina que empleaba un artilugio penetrador de goma. Cabe pensar que el juez se basara para la condena en la simulación que Gayle hizo en la red social para fingir ser del género masculino.
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