Dentro de la psicología económica hay que tener en cuenta la relación que algunos casos se da entre el paro y la jeta y la gorronería. En época de crisis, los que hacen alarde de posibles o lujos, o simplemente de no padecer esa peste, corren el riesgo de ser abordados con peticiones de los menos afortunados de su entorno. Y no digamos esos menos afortunados son una caraduras.
Los que podrían consumir más no lo hacen porque ello podría interpretarse en su entorno como que andan boyantes. Vecinos, conocidos, familiares verían a ese consumidor como un potentado al que pueden sacar algo. O eso es lo que teme el que en plena crisis aún tiene medios para mantener un alto o medio tren de vida. La economía se contrae más de lo que debería por ese efecto psicológico.
Un vecino de una urbanización puede que comprara un nuevo coche si no fuera porque el vecino de al lado, parado y con mucha jeta, no deja de sablearle sacándole pasta. Si se compra un coche nuevo refulgente, ¿podría contestar a las peticiones del vecino parado y jeta que no puede prestarle más dinero porque la crisis está haciéndole también mella a él?.
¿Y cómo Luis va a cambiar de nevera y de televisor si Pepe, su cuñado “el parado”, va habitualmente a casa a comer y contarle sus múltiples necesidades financieras para pagar la hipoteca del piso comprado hace tres años, cuando era un alicatador de azulejos de medio pelo pero que ganaba seis mil euros al mes entre sueldo oficial y dinero en negro?. Porque claro, Pepe sigue teniendo hábitos antiguos y no te lo quitas de encima con cien euros de vez en cuando.
No puedes comprar una nevera y un televisor nuevo cuando le has dicho que andas también con el agua al cuello y hasta le has insinuado que tu cuenta se resiente ya incluso por sus continuas comidas, que por cierto, cada vez le parecen más mezquinas.
El paro tiene múltiples consecuencias. En primer lugar, para el que lo sufre, evidentemente. La segunda derivada tiene otras influencias enormes en toda la cadena económica, principalmente sobre el consumo. No sólo porque baja su consumo él, sino porque dificulta el consumo de los demás. Es un efecto psicológico del paro sobre la economía.
El paro ha sembrado la geografía española hispanistaní de cuñados, primos, sobrinos, nueras, vecinos y vecinas, que al grito de estoy parado, y con exceso de jeta, se dedican a sablear por doquier. Y ante ésto, existe un movimiento de defensa de ocultar la riqueza propia, por magra y escuálida que sea, para aparecer como más miserable de lo que se pueda ser, ante los ojos del parado jeta.
Casi todos sienten la situación del parado, incluso acuden en un primer momento en su ayuda, pero al cabo de cierto tiempo, el parado, como el huésped, empieza a oler, empieza a ser visto por mucha gente como un gorrón, un sacacuartos que no se resigna a su triste suerte, la de dirigirse a las colas de la beneficiencia o a rebuscar en los cubos de basura que aún no estén controlados por alguna mafia, sino que intenta mantener su anterior nivel de vida a costa de la gente de su entorno.
Los familiares y vecinos comienzan así a bajar su nivel de consumo, para no excitar las ansias de los peticionarios. La economía colectiva se contrae más de lo que sería normal. Se contrae por el efecto psicológico de defensa ante el parado jeta convertido en gorrón.
Nota.- El paro es un drama. Pero el sistema propicia que haya gente que prefiera estar dos años cobrando el paro a trabajar a tiempo parcial, o a trabajar en algo que "no le gusta", o a trabajar en algo que le "obliga a desplazarse" de su pueblo, (porque el nacionalismo y el regionalismo ha hecho creer a mucha gente que son una especie de plantas inamovibles a los que hay que llevar el trabajo a su tribu) y así. Por no hablar del "parado" que no da abasto en la economía sumergida.
Mientras tanto:
Los que podrían consumir más no lo hacen porque ello podría interpretarse en su entorno como que andan boyantes. Vecinos, conocidos, familiares verían a ese consumidor como un potentado al que pueden sacar algo. O eso es lo que teme el que en plena crisis aún tiene medios para mantener un alto o medio tren de vida. La economía se contrae más de lo que debería por ese efecto psicológico.
Un vecino de una urbanización puede que comprara un nuevo coche si no fuera porque el vecino de al lado, parado y con mucha jeta, no deja de sablearle sacándole pasta. Si se compra un coche nuevo refulgente, ¿podría contestar a las peticiones del vecino parado y jeta que no puede prestarle más dinero porque la crisis está haciéndole también mella a él?.
¿Y cómo Luis va a cambiar de nevera y de televisor si Pepe, su cuñado “el parado”, va habitualmente a casa a comer y contarle sus múltiples necesidades financieras para pagar la hipoteca del piso comprado hace tres años, cuando era un alicatador de azulejos de medio pelo pero que ganaba seis mil euros al mes entre sueldo oficial y dinero en negro?. Porque claro, Pepe sigue teniendo hábitos antiguos y no te lo quitas de encima con cien euros de vez en cuando.
No puedes comprar una nevera y un televisor nuevo cuando le has dicho que andas también con el agua al cuello y hasta le has insinuado que tu cuenta se resiente ya incluso por sus continuas comidas, que por cierto, cada vez le parecen más mezquinas.
El paro tiene múltiples consecuencias. En primer lugar, para el que lo sufre, evidentemente. La segunda derivada tiene otras influencias enormes en toda la cadena económica, principalmente sobre el consumo. No sólo porque baja su consumo él, sino porque dificulta el consumo de los demás. Es un efecto psicológico del paro sobre la economía.
El paro ha sembrado la geografía española hispanistaní de cuñados, primos, sobrinos, nueras, vecinos y vecinas, que al grito de estoy parado, y con exceso de jeta, se dedican a sablear por doquier. Y ante ésto, existe un movimiento de defensa de ocultar la riqueza propia, por magra y escuálida que sea, para aparecer como más miserable de lo que se pueda ser, ante los ojos del parado jeta.
Casi todos sienten la situación del parado, incluso acuden en un primer momento en su ayuda, pero al cabo de cierto tiempo, el parado, como el huésped, empieza a oler, empieza a ser visto por mucha gente como un gorrón, un sacacuartos que no se resigna a su triste suerte, la de dirigirse a las colas de la beneficiencia o a rebuscar en los cubos de basura que aún no estén controlados por alguna mafia, sino que intenta mantener su anterior nivel de vida a costa de la gente de su entorno.
Los familiares y vecinos comienzan así a bajar su nivel de consumo, para no excitar las ansias de los peticionarios. La economía colectiva se contrae más de lo que sería normal. Se contrae por el efecto psicológico de defensa ante el parado jeta convertido en gorrón.
Nota.- El paro es un drama. Pero el sistema propicia que haya gente que prefiera estar dos años cobrando el paro a trabajar a tiempo parcial, o a trabajar en algo que "no le gusta", o a trabajar en algo que le "obliga a desplazarse" de su pueblo, (porque el nacionalismo y el regionalismo ha hecho creer a mucha gente que son una especie de plantas inamovibles a los que hay que llevar el trabajo a su tribu) y así. Por no hablar del "parado" que no da abasto en la economía sumergida.
Mientras tanto:
11 comentarios :
Mira por donde, yo sufro un caso parecido. El hermano de mi marido, que se quedó en el paro, ha venido a vivir con nosotros. Al principio, pues bueno pero luego, lleva meses viviendo de gorra, ni limpia, ni pone una lavadora,ni nada de nada, solo da por saco. Se levanta de la cama a media mañana, ve la tele, come, ve la tele, duerme la siesta, ve la tele, merienda, ve la tele, cena, ve la tele y luego, coge mi ordenador hasta las 5 de la mañana viendo pornografía. Y de vez en cuando pretende echarme un polvo.
Me dedico a buscarle trabajo yo, pero todos los trabajos le parecen de inmigrantes. A ver si alguien le da un trabajo de ministro y me lo quita de encima.
Marta, Marta, soy tu cuñado, el hermano de tu marido. Piensa que no sólo de pan, tele y comida vive el hombre. Me parece que eres poco solidaria y un mucho estrecha. Anda mujer, que donde folla uno, folan dos.
Pues yo vivo en una urbanización de esas que son varios bloques con zona ajardinada y piscina común. Pues bien, la piscina está siempre llena de tíos que son parados o eso dicen, y son familiares de gente que vive en los bloques. Algunos viven con ellos pero la mayoría vienen de sus casas a pasar el día en la piscina comunal. Los hay de todas las edades, juegan a las cartas, se bañan, beben cerveza que traen en grandes cantidades, se tumban en la hierba, son ciento y la madres, lo ponen todo perdido, y la limpieza y el mantenimiento lo pagamos los demás . Si son parados, ¿no tendrían que estar buscando trabajo?. ¿No podrían estar haciendo repoblación forestal en algún lugar, si es que cobran el paro, en vez de estan mangándola en nuestra piscina?. Es que cada día son más, porque traen a amigos y amigas.
Tu eres afortunado, HARTO, porque yo también vivo en una macrourbanización de esas y hay muchos pisos alquilados a inmigrantes, eso que llaman pisos patera, vamos. Y hay montones de ellos todo el día zanganeando por los jardines y la piscina y al atardecer se anima la cosa con fiestas étnicas, tambores incluídos. La otra noche, hicieron una barbacoa quemando los bancos de madera de la urbanización. Lo tuyo es un chollo.
Me parece que lo tenéis crudo. Yo antes vivía en una urbanización de esas y pasaba algo parecido. Nunca se logró solucionar. Yo antes de irme temprano a trabajar, pasaba por la piscina y meaba dentro.
Pienso que el jeta y el gorrón lo es independiente de que esté parado o no. Claro, si encima se queda parado, es la releche, porque encima tiene coartada para sablear con más ahínco. Los de la piscina, probar a rellenarla de cemento. Y en los jardínes, soltar un oso.
Tu si que eres afortunado, Desesperado, porque yo las fiestas étnicas las soporto no en la macrourbanización de la que habláis, sino en el piso de al lado. Vive un subsahariano y de vez en cuando, sin que se sepa porqué, se juntan un montón, sacan los tambores y dale que te pego. Ruidoso, repetitivo, hostiante. No sé si serán danzas para antes de ir a cazar leones o para después de haberlos cazado, pero estoy hasta los huevos, la verdad. Y no hemos encontrado solución los vecinos afectados. Llamas a la puerta y ni contestan (ni oirán, con los tambores). Y al día siguiente, intentas hablar con el subsahariano y aparte de sonreir, dice que no entiende. ¿Soluciones?.
Lo siento, Mosca, pero si son fiestas étnicas, no tiene solución, salvo que te vaya a vivir a otro lado. Pero si la vivienda es tuya, a ver como la vendes, porque aparte de la crisis, lo de los tambores supone una caída radical del precio. Salvo que lo promociones: piso con románticas sensaciones de la selva africana. También puede mearles en la puerta.
Mira guapo, ese que dices que eres mi cuñado. Imposible. Mi cuñado no entra en un blog como éste ni por equivocación y si lo hiciera, no haría un comentario sarcástico como ese porque la polla no le da para tanto como a tí. Mira, a lo mejor a tí te hacía un favor, y estoy bastante buena, como decís los tíos, chinchate. Y encima soy licenciada en mamadas. Si te llevas a mi cuñado, soy toda tuya, tu esclava sexual, nunca habrás conocido algo igual.
Mosca, búscate un tambor como el de Manolo el del Bombo, el del fútbol, y cuando empiecen, tú dale duro, gritando "a por ellos". Invita a tus amigos, a ver quien puede más. Sé que es pobre mi aportación, pero nunca se sabe. Pero me pongo en tu caso y no se me ocurre otra cosa.
MARTA SI ESE CAPULLO NO SE LLEVA A TU CUÑADO YO TENGO UNA PERRERA DONDE METERLO, SI SE PORTA MAL TAMBIEN HAY CORREA Y LÁTIGO, Y AL MENOS ESE DEJARA DE PEDIR.
A MI ME ENCANTAN LAS LICENCIADAS, POR CASUALIDAD ¿NO HABRAS HECHO UN MASTER EN OTRAS MATERIAS?
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