Penes erectos: erecciones peligrosas

Un par de sucesos que muestran como los penes erectos pueden dar lugar a erecciones peligrosas. El norteamericano de California H.Wolf  dice haber sufrido una permanente erección de su pene durante unos meses desde que en Mayo de 2010 hizo un viaje de dos horas con su moto. Presentó una demanda contra el fabricante BMW así como contra el fabricante del asiento del vehículo. Wolf achaca ese problema al asiento de la moto. La dificultad está en probarlo.  Con la demanda pretende que se le resarza de los gastos médicos y las jornadas laborales perdidas así como por el deterioro de sus relaciones sexuales.

Más o menos lo que describe Wolf es un caso de priapismo prolongado. La zona  cavernosa del pene se llena de sangre y hace que el mismo aumente de tamaño y después, no afloja, no vuelve a la posición de descanso. Es doloroso. Siempre se ha advertido a los hombres sobre el entumecimiento que produce en su zona genital los asientos de bicicleta. El peso del cuerpo sobre el ajustado sillín de la bici presiona a los nervios y al sistema vascular de esa zona, incluso a la próstata. El sillón de la moto es más amplio aunque según la postura sobre el mismo también pueden producirse presiones indeseados en la zona genital.

EL PENE ENTUBADO:

Otro ejemplo de erección peligrosa es el caso de un hombre en Granada (España). Introdujo su pene en un trozo de tubo de acero cuando lo tenía en estado de reposo. El pene comenzó a ponerse tieso y al final, quedó atrapado en el tubo. Tuvo que acudir a urgencias hospitalarias donde no vieron forma de liberar al miembro del hombre ya que la erección no cesaba.

La sangre había ido hinchando el pene hasta que llegó un momento que el tubo ya no permitía más. Parte del pene asomaba por la parte delantera del tubo, enormemente inflado. Y la sangre ya no se retiraba por lo que la erección era permanente. La única solución posible para evitar males mayores era la amputación.

Se les ocurrió llamar a los bomberos y dio la casualidad que uno de ellos era aficionado al bricolage y disponía de discos pequeños de corte radial para trabajar pequeñas piezas. Con buen pulso y paciencia, con esa herramienta, logró cortar el tubo por un lateral y así, abrirlo después y liberar el miembro aprisionado.

Nadie se explica como el hombre protagonista pudo introducir el pene en un tubo tan estrecho y tampoco es fácil averiguar que pretendía. Porque si lo que pretendía era precisamente lograr una gran erección por estrangulamiento del flujo sanguíneo al pene, eligió un procedimiento estúpido. Debió pensar en que sucedería lo que sucedió.

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