En noviembre de 2014 han sido condenados en Brasil tres caníbales que devoraron a dos mujeres y que manifestaron que lo hicieron porque formaban un grupo denominado "Purificador y reductor de la población".
Fueron detenidos en 2012. Los implicados, que aparecen en la foto anterior durante el juicio, son J. Beltrao, su esposa Isabel Cristina y la amante de Beltrao, Bruna Oliveira.
El modo de operar de este trío caníbal era poner anuncios ofreciendo puesto de trabajo para mujer de servicio en el hogar. La incauta que acudía con su buena fe a la oferta de trabajo era asesinada, troceada y devorada.
Una de las especialidades del trío era hacer empanadillas de carne con la de sus víctimas. Incluso las vendían a los vecinos que no sospechaban de donde procedía el relleno del manjar. Cabe suponer la sorpresa de éstos cuando han sabido de que manera horrorosa se confeccionaban esas empanadillas.
Investigando la desaparición de dos mujeres, las pistas condujeron a la vivienda del horror. Encontraron restos de sangre humana y decidieron excavar en el jardín de la casa. Allí aparecieron huesos de dos mujeres asesinadas.
Durante el interrogatorio acabaron confesando los crímenes y como cocinaban a las desgraciadas mujeres que habían acudido al lugar creyendo que iban a trabajar.
No cabe duda de que el mundo tiene un exceso de población, pues pasa de 7.000 millones de habitantes cuando hace un siglo había unos mil millones. Los avances tecnológicos han hecho que aumenten los recursos disponibles y se ha disparado la cifra de habitantes. Pero este trío caníbal decidió practicar un método macabro y criminal para reducir la población: devorarla.
Al que era el cabecilla, al hombre, le han condenado a 23 años de cárcel y a cada una de las mujeres a 20 años a cada una. No parece mucho teniendo en cuenta que es un asesinato de dos mujeres con premeditación y alevosía, seguido de profanación de cadáver con fines culinarios.
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