El curioso suceso de la mujer que fue tragada por la tierra ocurrió en Australia. Cristina, que así se llama, salió al jardín trasero de su casa con la colada hecha y dispuesta a colgar la ropa en el tendedero. Estaba tan pancha poniendo pinzas cuando de repente el suelo se abrió bajo sus pies y la engulló.
Cayó unos tres metros en muy mala posición y se encontró con la cabeza sumergida en agua que se había acumulado en el fondo del boquete. Logró sacar la cabeza del agua y allí estuvo casi media hora gritando hasta que un vecino escuchó sus gritos.
El vecino, no pudiendo hacer nada para sacarla del hoyo llamó a los bomberos que lograron rescatarla de su difícil situación aunque cuando salió perdió el conocimiento y fue trasladada a una centro hospitalario donde se recuperó del susto.
Los técnicos que analizaron el suceso llegaron a la conclusión de que en ese lugar había existido anteriormente un pozo de agua que dejó de usarse y fue rellenado con tierra. Pero el agua seguía afluyendo por abajo y fue empapando el terreno que acabó perdiendo consistencia y colapsando.
No es algo infrecuente sucesos de este tipo por construir o pisar sobre terrenos que antes estaban anegados de agua. El propio Coliseo de Roma se desplomó en su parte sur debido a un terremoto porque sus cimientos en esa zona estaban situados sobre terreno rellenado con tierra y por donde antes circulaba un pequeño río.
También suele suceder que haya hundimientos en carreteras y calles que llegan a tragarse vehículos por el mismo motivo: terreno arcilloso de origen natural o de relleno por debajo del cual hay agua.
Ese fenómeno de la falta de consistencia del terreno que aparentemente está bien visto en superficie es algo que tienen hoy en día muy en cuenta los ingenieros que diseñan obras públicas y edificios. Han de clavar en el suelo profundos pilares de hormigón y acero hasta que apoyan en algo sólido para sustentar los cimientos.
Así que esa expresión que a veces se usa de "trágame tierra" cuando se mete la mata o se hace el ridículo puede convertirse en realidad si no miras bien donde pisas.
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