Cartero promiscuo padre de cientos de hijos

La noticia del curioso caso del cartero jubilado del que se descubrió que era padre de cientos de hijos, en concreto de unos 1.300, era falsa. 

Circuló por Internet y muchas agencias de noticias y cadenas de televisión la dieron por buena.

Todo comenzó en un periódico norteamericano que inventa sucesos en plan jocoso. Fue distribuida por algún lector a las redes sociales y de allí se difundió.

En un principio era creíble. Algunas personas en una ciudad, queriendo averiguar algo sobre su padre desconocido se hicieron análisis de ADN. Los resultados empezaron a apuntar la firma genética coincidía para un montón de ellos. 

Esa cifra habría crecido hasta que se detectó que 1.300 personas eran hermanas. Y se logró descubrir que el padre eran un cartero jubilado de esa ciudad.

Localizado y entrevistado, el jubilado dijo que en sus buenos años mozos conocía a muchas mujeres por su trabajo de entregar cartas y que se le presentaban muchas oportunidades de trajinar, que no desaprovechaba ninguna.

Aquí se ve como la noticia fue difundida como cierta en montones de lugares.

Medios de prensa en evidencia:

Los medios de prensa que picaron han quedado en evidencia. Han demostrado que no se han molestado en comprobar algo la noticia aunque fuera navegando un poco por Internet descubriendo que estaba publicada en un periódico satírico inventor de bulos más o menos graciosos.

La foto que aparece en la noticia ni siquiera es de un hombre que fue cartero. Tomaron al foto de una página web donde se hablaba de un robo que ese hombre había recibido.

También es una demostración de lo fácil que es difundir un bulo y que pase como cierto en un mundo globalizado por Internet y donde cualquiera puede escribir en una web.

Y ahora, vamos con algunas noticias. A ver si adivinas si son ciertas o falsas:

Solución:
Todas son falsas salvo la oferta japonesa de trabajo y la del falsificador de cerdos.

Las plazas de ninja ofertadas son para actuar en zonas turísticas representando a los guerreros japoneses que existieron hasta el siglo XVII, y que eran una especie de mercenarios que se alquilaban para labores variopintas relacionadas con las armas, actuando como sicarios asesinos en muchos casos. Carecían del código caballeroso de los samurai. 

La noticia del falsificador de cerdos sólo es medio verdad. El timo no lo hacía pintando a los gorrinos de color oscuro sino que se valía de falsos certificados de veterinario que acreditaban que eran de raza ibérica, de precio superior en el mercado a otras.