El caso del abogado que violaba mujeres valiéndose de la hipnosis es de lo más curioso. Casi parece increíble pero no lo es. En la imagen vemos cuando es esposado después de que le hayan condenado en EE.UU. a doce años de prisión en Noviembre de 2016 por haberse trajinado al menos a seis clientas.
Comenzó a descubrirse cuando una clienta, en 2014, acudió a la consulta del letrado para tramitar asuntos de un divorcio. Cuando salió del despacho notó que tenía el sujetador mal colocado y notaba algo húmedo y pringoso en su entrepierna. Se extrañó pero no encontró explicación. No recordaba que en el despacho hubiera sucedido nada raro.
En las siguientes consultas a las que acudió, al salir, le volvió a suceder lo mismo. Sentía la extraña humedad de la zona vaginal. Comenzó a sospechar que durante esas consultas podían suceder cosas raras que ella no lograba recordar. ¿La drogarían?.
La clienta decide grabar
En una de las entrevistas con el abogado llevó un grabador oculto. Cuando regresó a casa escuchó la grabación y se quedó pasmada. Escuchó como Michael F. le dirigía frases y frases de carácter sexual para que se dejase trajinar y para que después no recordara nada de lo sucedido.
Con esa grabación fue a la policía. La policía le dijo que a la próxima reunión acudiría con un equipo más sofisticado de grabación de sonido y vídeo y que algunos agentes estarían escuchando y alerta para actuar si pasaba algo raro.
Así lo hicieron. Los policías pudieron oir como el abogado daba órdenes a la clienta para hipnotizarla y anular su voluntad: "Vas a sentir tal excitación que me exigirás que te posea", le decía machaconamente el abogado. " Cuando cuente tres no te podrás controlar, estarás muy excitada, me pedirás que te de placer".
En el vídeo, los policías vieron como el hombre empezaba a desnudar a la mujer. Y entonces intervinieron. Entraron en el despacho y le detuvieron.
Otras mujeres, al darse a conocer el caso, acudieron a denunciar que ellas creían que habían sido también víctimas del abogado. Los síntomas de que su ropa había sido manipulada y la humedad viscosa en su zona íntima los habían sentido al salir del bufete.
La policía descubrió que el abogado era un experto hipnotizador e iba poco a poco dejando a sus clientas como dormidas y a su merced. Cuando ellas salían del trance no recordaban nada de lo sucedido. Eran trajinadas a base de bien por el letrado que después las hacía despertar y que se fueran sin tener memoria de los hechos.
Durante el juicio, el acusado acabó admitiendo los abusos sobre seis de las clientas y fue condenado a doce años de cárcel.
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