Según ha publicado el BLOG SALMON, Francisco Hernando, más conocido por El Pocero, ha pagado con 2.500 viviendas de Seseña una deuda de 800 millones de euros que tenía con varias entidades bancarias.
Cómo destacan en el Blog Salmón, lo más chocante es que haciendo números, sale a una media de 350.000 euros por vivienda, probablemente el doble de lo que en todo caso valdría hoy una de esas viviendas, más cuando El Pocero anunció días pasados su intención de no terminar la construcción de la gigantesca urbanización.
De ser las cosas así, nos da idea de la fuerza que los grandes promotores y constructores tienen ante las entidades financieras precisamente gracias a sus grandes deudas. Las entidades financieras se ven obligadas a aceptar viviendas como dación de bienes, (incluso a precios poco ventajoso para ellas), para saldar deudas con los grandes deudores, sopena sino de tener que declarar como morosidad lo adeudado, con la correspondiente provisión de fondos, y meterse en complejos procesos judiciales para embargo y posterior subasta.
De aquí también se deduce que la morosidad declarada por las entidades financieras puede distar mucho de ser real, por más que sea legal, ya que al aceptar como medio de pago el quedarse con viviendas, la morosidad, que de hecho existe, no se contabiliza como tal.
Como siempre en éstas situaciones, no podemos dejar de mostrar nuestro asombro sobre cómo las autoridades políticas y monetarias pudieron permitir durante éstos años que tal desastre de burbuja de endeudamiento se desarrollara sin tomar medidas de precaución.
Cómo destacan en el Blog Salmón, lo más chocante es que haciendo números, sale a una media de 350.000 euros por vivienda, probablemente el doble de lo que en todo caso valdría hoy una de esas viviendas, más cuando El Pocero anunció días pasados su intención de no terminar la construcción de la gigantesca urbanización.
De ser las cosas así, nos da idea de la fuerza que los grandes promotores y constructores tienen ante las entidades financieras precisamente gracias a sus grandes deudas. Las entidades financieras se ven obligadas a aceptar viviendas como dación de bienes, (incluso a precios poco ventajoso para ellas), para saldar deudas con los grandes deudores, sopena sino de tener que declarar como morosidad lo adeudado, con la correspondiente provisión de fondos, y meterse en complejos procesos judiciales para embargo y posterior subasta.
De aquí también se deduce que la morosidad declarada por las entidades financieras puede distar mucho de ser real, por más que sea legal, ya que al aceptar como medio de pago el quedarse con viviendas, la morosidad, que de hecho existe, no se contabiliza como tal.
Como siempre en éstas situaciones, no podemos dejar de mostrar nuestro asombro sobre cómo las autoridades políticas y monetarias pudieron permitir durante éstos años que tal desastre de burbuja de endeudamiento se desarrollara sin tomar medidas de precaución.
