Un amigo nuestro que trabaja en una entidad bancaria nos ha contado que desde hace años, cuando atienden a un cliente que pide crédito, mientras un empleado de la entidad charla con él, otro comprueba discretamente su solvencia en bases de datos en los ordenadores.
El que mira los datos en el ordenador, si advierte que ese cliente no es solvente, le hace un gesto disimulado a su compañero llevándose el dedo índice hasta la ceja, de ese modo le advierte que cuidado, que ese cliente es un cejista, un endeudado hasta las cejas.
A nuestro amigo y sus compañeros de trabajo les sorprendió que ese gesto, el dedo índice sobre la ceja, fuera adoptado por ZP en la campaña a las elecciones generales de 2008 y fuera con el que los artistas seguidores del régimen hicieran propaganda en la misma.
Visto ahora, parecía una premonición. Sin duda ignoraban que en algunas entidades bancarias, al menos en las oficinas donde trabajaba nuestro amigo, ese gesto ya se usaba para señalar la insolvencia. Ahora estamos en la época del Cejismo, el endeudamiento hasta las cejas.
Particularmente creo que el gesto del dedo sobre la ceja, si tiene su explicación como gesto de trabajo discreto para señalar insolvencia, llevado profusamente a formar parte de una campaña electoral de unas elecciones generales al Gobierno de España, es de una vulgaridad extrema y supone rebajar lo que debe ser el noble ejercicio de la actividad política al nivel de la memedad.
El que mira los datos en el ordenador, si advierte que ese cliente no es solvente, le hace un gesto disimulado a su compañero llevándose el dedo índice hasta la ceja, de ese modo le advierte que cuidado, que ese cliente es un cejista, un endeudado hasta las cejas.
A nuestro amigo y sus compañeros de trabajo les sorprendió que ese gesto, el dedo índice sobre la ceja, fuera adoptado por ZP en la campaña a las elecciones generales de 2008 y fuera con el que los artistas seguidores del régimen hicieran propaganda en la misma.
Visto ahora, parecía una premonición. Sin duda ignoraban que en algunas entidades bancarias, al menos en las oficinas donde trabajaba nuestro amigo, ese gesto ya se usaba para señalar la insolvencia. Ahora estamos en la época del Cejismo, el endeudamiento hasta las cejas.
Particularmente creo que el gesto del dedo sobre la ceja, si tiene su explicación como gesto de trabajo discreto para señalar insolvencia, llevado profusamente a formar parte de una campaña electoral de unas elecciones generales al Gobierno de España, es de una vulgaridad extrema y supone rebajar lo que debe ser el noble ejercicio de la actividad política al nivel de la memedad.