CUANDO RUGE LA DEUDA, SUDORES.

Cuando ruge la deuda, sudores. Sudan los que compraron deuda pública de algunos países empufados o los que prestaron a sus empresas o ciudadanos. Notan que un cierto escalofrío les recorre la espalda y empiezan a no sentir las piernas. Empiezan a sospechar que esos países no les van a pagar lo que les deben.

La propuesta alemana respaldada por Francia de las quiebras organizadas de países al borde de la insolvencia para hacer quitas de la deuda con los prestamistas, hizo que a muchos de éstos ahorradores que prestaron, se les apretara el culo. Esa propuesta implica que no cobrarían todo lo que prestaron.

Y es tal la desconfianza imperante que bastó que Durao Barroso, el presidente de la Comisión Europea dijera el 11 de Noviembre de 2010 que la UE ayudaría a Irlanda en caso de que fuera necesario para que se disparasen las alarmas. Tuvo que salir la UE a gritar que no pasaba nada, que Barroso sólo había querido decir que si Irlanda no podía pagar, ahí estaba la UE para respaldar.

ZP y la Ministra Salgado, en Seúl, durante la reunión del G20.

Departen con un grupo de empresarios españoles.

(De la portada de Expansión cuyo titular se muestra al principio).

 

Ante la agitación del gallinero, la Ministra española de Economía, Salgado, apuntó rápidamente que a pesar del nerviosismo de los prestamistas ante los rugidos de la deuda, España no sufre la volatilidad de los mercados como Irlanda o Portugal, y que no hay ningún riesgo en poder seguir colocando deuda española. El problema está en que los prestamistas piensen en que si hay riesgo de que España y los españoles puedan devolver lo que deben.

En fin, será verdad que no hay riesgo si ella lo dice, pero habría menos riesgo si no hubieramos llegado a ésta situación de depender enteramente de la colocación de deuda pública para sobrevivir. Después de haber agotado prácticamente la capacidad de endeudamiento de empresas y ciudadanos.

Porque las empresas españolas deben casi un billón de euros y los ciudadanos, otro billón. Y el endeudamiento exterior neto de los españoles es de ochocientos mil millones de euros, lo que refleja la falta de ahorro interno.

Son muchos los que aún se preguntan el porqué en España no se comenzó a abordar el problema del endeudamiento generalizado cuando las empresas debían ya medio billón de euros, por ejemplo, y los ciudadanos otro medio billón, para hacer frente al vertiginoso incremento del precio del metro cuadrado.