Violaciones y vestidos: marchas de guarras

Aunque en muchas ocasiones ha habido quien ha relacionado las violaciones de mujeres con los vestidos provocativos que ellas puedan lucir, no creo que muchos se atrevan a defenderlo en público después de las grandes Marchas de Guarras o de Putas que se están produciendo en diferentes ciudades del mundo reivindicando el derecho de la mujer a vestirse de forma provocativa sin que ello conlleve que sean objetos de una agresión sexual. El lío se montó en Abril de 2011 cuando un policía de Canadá, en el curso de una conferencia sobre Seguridad, afirmó que "las mujeres no deberían vestirse como putas si no querían ser violadas".

Ello dio lugar a que se organizase una gran manifestación en Toronto llamada Slutwalk o Marcha de las Guarras, o de las Zorras. En México y otros lugares de Sudamérica se realizaron también manifestaciones bajo el nombre de Marcha de las Putas. El movimiento se extendió incluso hasta la India. Lo curioso es que se adoptó ese nombre aunque las mujeres que se manifiestan no son mayormente prostitutas. Reivindican su derecho a practicar el sexo libremente, sea por placer o cobrando y su derecho a lucir ropa provocativa por la calle. Dicen cosas como que no quieren el piropo de los hombres, que quieren su respeto.

El policía canadiense se disculpó publicamente al ver la dimensión que había alcanzado sus declaraciones. Pienso que quizás se expresó mal o fue mal interpretado. No creo que estuviera insinuando que las mujeres son violadas porque se visten como putas. Probablemente querría advertir que algunos casos de violación sí que tienen algo que ver con que una mujer algo provocativa en su porte haya llamado la atención de algún desaprensivo o grupo de rufianes que decidieron violarla para saciar sus despertados instintos.

Lo que no pueden negar las feministas es que la naturaleza humana es como es. Y aunque leyes y educación actúan para controlar los instintos, es evidente que a la mayoría de los hombres, la visión de una mujer maciza con minifalda y tanga, por ejemplo, les provoca una subida de la líbido. Y si esa mujer se cruza en un lugar algo solitario con un tío al que las leyes y la educación le resbalan un poco, tiene más probabilidades de sufrir un ataque sexual que si fuera una mujer más bien poco atractiva y que va con un vestido largo. No pretendo justificar al violador en base a que se han despertado instintos primitivos en él y no ha sido capaz de dominarlos, sino sólo hacer constatar una realidad.

Una mujer guapa será más objeto de deseo para un violador que una mujer fea. Una mujer que enseña cacha será más objeto de deseo para un violador que una mujer recatada. Una mujer joven será más objeto de deseo para un violador que una mujer vieja. Y esto no quiere decir que no haya violaciones de mujeres feas, recatadas o viejas. Pero menos.

No olvidemos que alrededor de la excitación de los hombres se mueve un enorme negocio en base a resaltar y exhibir los atributos femeninos. Sería absurdo negar ese factor como interviniente en la violación, al margen de que el violador sea un canalla que además pueda tener rasgos de dominador y maltratador.

MIENTRAS TANTO