Hoy día existen tejidos “inteligentes”
con los que se pueden fabricar lo que podríamos llamar vestidos transparentes
de la verdad. Las telas, que son sensibles a la luz, a la electricidad y a la
sudoración del cuerpo, se vuelven más opacas o transparentes según las
emociones del portador. El de la foto no es de esos pero sirve para ilustrar como ejemplo.
Un pionero en este campo es
el diseñador y arquitecto Roosegarde, un holandés que ha construído un vestido
de mujer que se vuelve transparente cuando ella miente. Y cuando la mujer se
siente avergonzada, entonces se vuelve opaco. Es algo así como vestirse con una máquina de la verdad a cuestas.
O sea, que estás ligando con
una mujer que lleva uno de esos trajes y le preguntas a las bravas que si se iría
contigo a holgar, si te dice que de eso nada, que qué te has creído, pero ves
que empieza a quedarse en pelota porque la tela se hace invisible, puedes
sonreir satíricamente. Si la tela se vuelve oscura cuando ella te dice que no, es
que dice la verdad y puedes salir a buscar otra.
Probablemente estas
investigaciones de tecnología textil tengan aplicaciones algún día pero dudo
que las mujeres se pongan esos trajes para su vida cotidiana. Todos sus trucos
de seducción se vendrían abajo si los hombres pudieran averiguar rápidamente
sus verdaderos pensamientos.
Las investigaciones irían ahora hacia un traje de hombre que también se hiciera transparente cuando mintiera.
Este hombre de la derecha es un mentiroso compulsivo. En realidad va vestido con un abrigo y un traje pero se han vuelto invisibles.
Esta no parece que mienta. Llevo una hora mirando y no se transparenta. Es una chica muy sincera.
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