La última frase de un condenado a muerte, el que aparece en la foto anterior, inspiró lo que sería un famoso lema publicitario de una importante empresa. El autor del lema confesó en una entrevista que cuando leyó lo sucedido durante la ejecución del asesino Gilmore tuvo la idea de aprovechar sus últimas palabras.
Es algo histórico. Gilmore fue condenado a muerte en el Estado de Utah (EE.UU.) después se encontrado culpable de tres crímenes. Mató a un joven que trabajaba en una gasolinera y al día siguiente a un director hotelero. Los hechos sucedieron mientras daba sendos atracos. Ya tenía antecedentes por atracos a mano armada.
En enero de 1977 se cumplió la condena por fusilamiento. Antes de dar la orden de fuego, el que dirigía el pelotón le preguntó al reo si quería decir algo. El condenado sólo dijo: "hazlo". En inglés es "let´s do it".
Gilmore era un tipo que había manifestado que era preferible ser ejecutado que estar encerrado en la cárcel. Incluso había intentado el suicidio mientras estaba detenido. Por eso estaba impaciente por acabar de una vez y así se lo manifestó al verdugo, que se dejara de chorradas y apretara el gatillo.
Cuando el publicista que ideó la frase para la empresa Nike leyó la historia se le ocurrió el lema de "just do it" que adoptaría la famosa marca de prendas deportivas. Sin ser exactamente igual que la de Gilmore, viene a decir lo mismo, incitar a hacer.
El fusilamiento en Utah es la forma oficial de ejecución. Se forma un pelotón de ciudadanos elegido entre los voluntarios que se presentan. En este caso fueron muchas las solicitudes. Y se realiza al aire libre en las proximidades de la cárcel pero sin decir el lugar exacto para evitar aglomeración de curiosos.
Se da la circunstancia de que Gilmore se hizo famoso porque no quería la conmutación de la pena de muerte por la cadena perpetúa. Siempre rechazó las propuestas en este sentido de sus abogados así como de agrupaciones contrarias a la pena capital. La idea de estar encerrado se la hacía insoportable.
La ejecución había sido prorrogada en alguna ocasión y Gilmore se enfurecía cada vez por ello. Escribía comunicados diciendo que esos jueces que retrasaban el acto estaban llenos de cobardía. Incluso fue bastante lúcido para reconocer que él había disfrutado de una privilegios antes de morir de los que carecieron sus víctimas.
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