Esta foto recuerda el baño de Fraga después de recuperarse las cuatro bombas atómicas caídas desde un B-52. El baño se lo díó Fraga para demostrar que no había peligro de radiactividad en esas aguas después de que se localizase y retirase una bomba atómica que había caído en el mar. Las bombas procedían de un bombardero B-52 norteamericano que estaba aprovisionado con un avión cisterna KC-135.
Una colisión entre ambos aviones provocó que ambos se desintegraran. Murieron siete tripulantes y otros cuatro lograron saltar en paracaídas. Del B-52 se desprendieron las cuatro bombas atómicas que llevaba. Tres cayeron en tierra y se recuperaron pronto pero la cuarta había caído en el mar y costó localizarla casi tres meses. La zona era alrededor de Palomares, un pueblo de Almería. Con las indicaciones de un pescador local que había presenciado el incidente, al fin se dio con ella, recuperándola un minisubmarino estadounidense.
El embajador de EE.UU. en España bañándose con Fraga.
Fue cuando Fraga, entonces Ministro de Información y Turismo, dado que podía haber publicidad negativa para atraer turismo a España por miedo a la contaminación radiactiva, se bañó en aquellas aguas junto al embajador de EE.UU.
Cabe decir que algo más tarde, en Enero de 1968, en la base aérea de Thule, Groenlandia, un B-52 sufrió un accidente en pista que hizo que se incendiara y explotara. Llevaba también cuatro bombas atómicas como las de Palomares.
Superbombardero B-52
Hay que recordar que era la época de la guerra fría entre USA y URRS. Los B-52, superbombarderos de ocho reactores, volaban permanentemente cargando bombas atómicas dentro la política de disuasión entre las dos potencias. Este tipo de accidentes hizo que los EE.UU. se replantearan su estrategia de disponer en el aire aviones B-52 permanentemente con armamento nuclear, pasándo a establece la estrategia en base a misiles estratégicos montados en submarinos de propulsión nuclear.
Navegando siempre en inmersión en lugares desconocidos, serían las plataformas encargadas de disuadir al contrario de empezar una guerra nuclear, puesto que éstos submarinos, a salvo de los ataques de los misiles del adversario, siempre darían una última respuesta al ataque, lanzando sus misiles de cabeza nuclear contra el país emisor del mismo, destruyéndolo.
La URSS tomó el mismo camino, emprendiendo una carrera de construcción de submarinos estratégicos con misiles nucleares, llegando a construir el submarino más grande del mundo, el Typhoon, un monstruo de más de treinta mil toneladas armado con veinte misiles intercontinentales dotados cada uno con ocho cabezas nucleares. Para acabar con el mundo, vamos.
Submarino ruso de la clase Typhoon, el más grande nunca construído
4 comentarios :
Es curioso que de éste tema no se hable practicamente nada. Vivimos rodeados de armamento nuclear y nos negamos a las Centrales Nucleares que abaratarían el coste de la energía y nos harían ganar calidad de vida, además de suponer puestos de trabajo que tanta falta nos hacen..
Cuanta tontería y cuanto daño han hecho los Gore de turno..y los incautos que les profesan fe ciega.
Como dice candela, estamos rodeados de amenazas por armanamento nuclear por todos lados y estos canatamañanas de la izquierda ecologista, centran su rancio discursito y soflama sobre las centrales nucleares.
Vivir para ver.
pues ahí le tienes dando guerra y ni se le han caido los perendengues...
En Irak la contaminación por el uranio "empobrecido"utilizado para recubrir municiones y misiles, provoca desde los comienzos de la guerra por el 1993 contaminación radiactiva y malformación genética hereditaria.
Publicar un comentario