Complejo de gusano: insignificancia | Sobaco Global


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Complejo de gusano: insignificancia

En los tiempos actuales se da mucho lo que yo llamaría el complejo de gusano y que Carlo Strenger, psicólogo, ha denominado “el miedo a la insignificancia”. Este complejo o miedo se ha expandido durante los últimos diez años. El gran desarrollo de los medios de comunicación hace que grandes personajes poderosos o famosos estén continuamente presentes. Y uno puede comparárse con ellos.

Strenger dice que desde hace unos diez años comenzó a notar que mucha gente a la que atendía en su consulta daba síntomas de ansiedad al considerar que su vida era insignificante. No había puesto en marcha un gran proyecto de éxito a los veintitantos años como hizo un joven norteamericano lanzando Facebook, o no era una cantante famosa como Lady Gaga ni un actor reconocido mundialmente como George Clooney. Esas personas empezaban a tener complejo de sentirse como un gusano o miedo a la insignificancia.

Muchas de las personas con esos síntomas de angustia y depresión no eran lo que se podía entender por fracasados. Podían ser profesionales de éxito como profesores o médicos. Pero eran anónimos fuera de su círculo más cercano. Los sistemas de comunicación han convertido al planeta en una aldea global y muestran machaconamente a las grandes celebridades que continuamente ven el resto de personas. Naturalmente, no muestran a los que intentaron ser celebridad y fracasaron.

El psicólogo Carlo Strenger ha escrito el libro "El miedo a la insignificancia". (Amazon)


Las trayectorias profesionales largas, eso de estudiar en una materia, desarrollarla con los años, no son apetecibles para millones de jóvenes hoy que observan como en un año, en un mes y hasta en un día, una persona salta a la fama mundial por una idea exitosa o por un hecho fortuito que interesa a los grandes medios de comunicación de masas. Cada vez surgen personas cuyo éxito es precoz o fulgurante.

Según Strenger, es casi imposible que una persona no se compare con los demás. La única forma de no padecer el complejo de gusano sería evitar compararse en términos de riqueza, poder o fama. El psicólogo recomienda lo que llama la aceptación activa de uno mismo, algo así como valorarse por lo que uno aporta a la sociedad. También aconseja educarse en valores y verdades fundamentales que se han ido perdiendo por los ideales del éxito rápido.

Pienso que no es nada extraño que la juventud de hoy pueda llegar a sentir más el complejo de gusano o el temor a la insignificancia con un rechazo a los estudios o formación profesional prolongada si observan que muchos de los políticos que rigen los destinos de España, por ejemplo, tienen cualificaciones más bien raquíticas o defectuosas y que su mérito es haber medrado como fiel servidor dentro de un partido político.  O si observan como hay titulados universitarios sin empleo o con trabajos más bien patateros. Probablemente pensarán: ¿Para qué esforzarse?.

EL EXITO





















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11 comentarios :

Navegante dijo...

Como se pase ese señor por Expaña va a conseguir material del sobra para como minimo un par de obras mas sobre el sindrome del insignificantus, y un sindrome nuevo llamado mecauensupadrus.

un saludo

Insignificantius dijo...

Yo tengo ese sindrome :P

Anónimo dijo...

El problema es que hay mucha gente que sin valer nada, consiguen puestos de poder y capacidad de decidir sobre la vida de los demás.

Debemos ser el unico pais europeo con ministros de la calidad de Blanco, Pajin, Aido...

MJ

Bucan dijo...

Navegante, es que en España la forma de saltar a la fama o al poder de forma fulgurante montones de gente es vía acostarse con un famoso o vía política.

Insignificantius, por el nombre, está claro, je, je.

MJ, lo que apuntas quizás sea una perversión de la democracia. Porque votar entre los que se presenten a una elecciones es base de la democracia, pero en el entendido de que los que se presentan tienen un mínimo de formación y conocimientos, no que sea cualquier vendepeines el que pueda servirse del mecanismo de poder de un partido político para auparse a la cabeza.

Natalia Pastor dijo...

Bueno,sí, pero para eso están de contrapunto la Aido o la Pajín, que sirven de revulsivo a parados con dos o tres masters ,hablando varios idiomas, que al ver a semejantes maramotas con curriculums de chachas piensan "si ésta friki ha llegado a ser Ministra, yo, como poco, acabo ganado un Pulitzer".

Y si ven al resto de chonis,pelanduscas,golfas de aquí te pillo y aquí te mato que pululan en programas del higadillo,no sólo se reafirman en su condición de seres humanos si no que pueden aspirar a dar clases de ética del comportamiento en Harvard.

Maribeluca dijo...

A mí cada vez me cae mejor la gente normal y la clase media, chico...entre los Callejeros y un programa de tipas pijas en Miami que vi un par de veces y que casi acabo vomitando, viva la gente corriente.

Eso me recuerda una anécdota divertida de uno de mis escritores favoritos, al que no se tomaban muy en serio por no ser un divo de vida trágica ni dado a los excesos como es habitual entre los artistas, y le hacían reflexionar sobre algún pasado truculento y decía que lo peor que le había pasado era beber de un frasco de linimento confundiéndolo con jarabe...

Jesús dijo...

Cualquiera de esas te quitan el complejo de gusano

candela dijo...

Si yo tuviese algún familiar parecido a muchos de los políticos que circulan por los medios, me haría una cara nueva o emigraría a Ucrania.

Bucan dijo...

Natalia, es que es patético que haya Ministros, Diputados o Consejeros de Autonomías que tengan menos curriculum de formación que algunos funcionarios de nivel bajo o medio.

Maribeluca, eres tan convincente que podrías ir con ese Carlo Strenger a tratar a sus pacientes con complejo de gusano.

Bucan dijo...

Periódico, tú a lo práctico, je, je.

Candela, pues ya ves ellos que ufanos andan. Y sus familiares bien colocados en general.

Unknown dijo...

A mi parecer todos somos iguales ante los ojos de Dios, nadie debería de sentirse menos o mas que nadie solo por su condición social o política, o por su color de piel o físico.