El dinero, tiempo, velocidad y neutrinos

El dinero, el tiempo y la velocidad están íntimamente relacionados. No eran los neutrinos del CERN europeo los que se movían a velocidad superior a la luz. Al final reconocieron que había errores en las mediciones efectuadas. Sin embargo hay algo que se mueve más rápido que la luz, es el dinero. El dinero siempre busca los lugares donde sea bien recibido. Los que manejan grandes fondos de inversión con los ahorros de montones de ciudadanos o pensionistas tienen la obligación de hacerlo, de ponerlo a buen recaudo. Cuando un gobierno de un país piensa en ponerle un mayor gravamen al dinero, el dinero ya se está yendo. Es más rápido que la luz, porque la luz ha de emitirse para que empiece a viajar. El dinero empieza a viajar antes de que se emita alguna ley que intente gravarlo en exceso. Basta con que un gobierno lo piense y ya está el dinero viajando.

No me extrañaría que los del CERN europeo estuvieran buscando dinero para su organización a base de llamar la atención con aquél experimento de los neutrinos veloces que decían refutaban las teorías de Einstein. No importaba que algún físico llegara a decir que se comería los calzoncillos si existían esos neutrinos veloces, como ya traté en otro artículo de este blog. Ellos insistían en que los neutrinos viajaban más veloz que la luz. Al final, no era cierto. Las teorías de Einstein eran correctas y la velocidad de la luz seguía siendo el tope, aquella en la que el tiempo se detiene. Si pudieramos ir más rápido que la luz, el tiempo se invertiría e iríamos hacia el pasado.

Desde el verano de 2011, en que prácticamente empezó en España la campaña electoral con vistas a las generales de 20 de Noviembre de 2011, Rubalcaba, el candidato del PSOE comenzó a pregonar que él pondría grandes impuestos a las grandes fortunas. El dinero no esperó a ver si ganaba o no. Ya empezó a irse a velocidad superior a la luz. Para acabar de arreglarlo, el que ganó las elecciones, Rajoy, del PP, partido de centro derecha, subió el impuesto a los intereses de los préstamos, pasándolos del 21% al 28%. O sea, espantando al dinero en vez de intentar captarlo. Porque alguien invierte en Bolsa española, corre un riesgo y si acertó y hace algún beneficio al cabo del tiempo, de ese beneficio le limpian casi un tercio en impuestos. El que maneja un gran fondo de dinero lo envía rápidamente a otro país donde el riesgo de inversión en Bolsa sea mejor recompensado. No puede hacer otra cosa.

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