Todo parece indicar que una
fortuna en cuadros fue hecha cenizas por la madre de uno de los ladrones. En
Octubre de 2012 fueron robados en el Museo de Kunsthal, en Rótterdam (Holanda)
a plena luz del día siete pinturas que estaban expuestas en las paredes. Se
estima que participaron seis personas. Entraron por la escalera de emergencia,
descolgaron los lienzos y salieron pitando. En la imagen adjunta puede verse “Una
mujer en la ventana”, que probablemente se ha hecho humo.
El grupo de chorizos estaba
formado por rumanos que huyeron con su mercancía a su país. Los cuadros fueron
ocultados en casa de uno de ellos, de nombre Radu, que vivia con su madre,
Olga. Las pesquisas de la policía les llevó hasta el pueblo donde los rumanos
vivían. Los cuadros fueron escondidos por los ladrones en una tumba vacía en un
cementerio.
Pero el patrullaje de
policías por la zona asustó a Olga y según confesó después a la policía cuando
fue detenida, tomó los cuadros que estaban en el cementerio, los llevó a su
casa, encendió la chimenea con madera y quemó las pinturas. Pensó que si hacía
desaparecer las pruebas del delito su hijo no podría ser imputado.
Pero cuando el cerco de la policía se estrechó y fueron interrogados algunos de los ladrones y la propia Olga, se vinieron abajo y confesaron ser autores del histórico latrocinio en el museo. O sea, que quemar los valiosos cuadros sólo fue un acto de estupidez, por cuanto sólo tenía sentido si eran capaces de guardar silencio y negar los hechos presentando coartadas que fueran creíbles
Así, siete cuadros que si se
hubieran subastado podrían llegar a los cien millones de euros, se convirtieron
en cenizas y humo. La policía, con expertos, está analizando la chimenea de
Olga para intentar comprobar entre la ceniza si hay restos de las pinturas y
corroborar así su versión. Porque siempre cabe la posibilidad de que los
lienzos siguieran escondidos en algún lugar ignorado aunque las declaraciones de la mujer parecen gozar
de verosimilitud.
No se entiende bien para qué
robaron los cuadros. Pinturas que están en los museos catalogadas tienen difícil
salida en el mercado si son robadas por cuanto la noticia se difunde. Sólo
tiene sentido si hay algún millonario caprichoso que desea poseer los cuadros y
encarga su robo. Después se los lleva a su mansión y allí los conserva para su
disfrute personal. Ha habido casos de este tipo.
No parece tratarse en este
caso de un robo por encargo ya que los chorizos entraron y arramplaron a toda
velocidad con los cuadros que pudieron de los que estaban en las paredes. No
parece que se entretuvieran mucho en buscar pinturas concretas, aunque nunca se
sabe, ya que podían tenerlas perfectamente localizadas las que les interesaban
después de hacer visitas previas al museo antes del golpe.
El caso, por tanto, no se da
del todo por cerrado hasta que no se compruebe a ciencia cierta si el robo era
o no de encargo de algún millonario caprichoso o algún marchante en arte mafioso y hasta que no se verifique si hay cenizas de pintura en la
chimenea de Olga. Quizás nunca se tenga la seguridad total ya que aunque haya
cenizas de pinturas, ¿corresponden a todos los cuadros?.
La lista de obras de arte
robadas y presuntamente quemadas son las siguientes:
«Cabeza de Arlequín», de
Picasso
«La Lectora en Blanco y
Negro», de Matisse
«El Puente Waterloo de
Londres», de Monet
«El Puente Charing Cross de
Londres», de Monet
«Mujer delante de una
ventana abierta», de Paul Gauguin
«Autorretrato», de Meyer de
Haan
«Mujer con los Ojos
Cerrados», de Lucian Freud
Ampliación:
En Agosto de 2013, los seis rumanos acusados del robo de las
pinturas han ofrecido devolver cinco de los siete cuadros mangados con la
condición de que a cambio, sean juzgados en Holanda y no en Rumanía.
De ello parece deducirse que no todos los cuadros fueron
quemados, si es que alguno lo fue. En las cenizas analizadas se encontraron
clavos del marco de algún cuadro. Pero los expertos dicen no poder afirmar si
se trata de restos de las obras robadas ni a que cuadros pueden corresponder
las cenizas.
También se ha sabido como la policía llegó a sospechar de
ellos. Una mujer pidió a una experta en pintura del Museo de Arte rumano que
examinase algunas pinturas que dijo le habían ofrecido y pensaba comprar. Cuando
la experta vio las fotos, se dio cuenta en el momento que eran los cuadros
sustraídos. Dio parte a la policía y se montó una labor de seguimiento y
observación que condujo finalmente a la detención de los sospechosos.
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