Ladrón estúpido invisible y otro

Veamos el caso de un ladrón estúpido que se creía invisible y otro a continuación no tan esotérico pero que también es de traca. Un norteamericano, M. Wheeler, puede ser calificado como atracador necio nivel 10. Todo comenzó cuando se le ocurrió hacerse invisible para no ser detectado su rostro por las cámaras de seguridad. Estuvo probando echando cosas diversas encima y sacandose fotos a sí mismo para ver el efecto. Ningún producto le daba satisfacción hasta que decidió echarse zumo de limón por la cabeza y la cara. Tomó la foto y en la foto no salía nada, todo blanco. Decidió que había encontrado la pócima de la invisibilidad.

Contento de ser invisible, después de rociarse con limón y limpiarse los ojos para evitar el escozor, Wheeler se fue a atracar a mano armada un banco de Pittsburg. Total que le salió bien y se fue con un montón de pasta. Cuando llegó la policía y revisó el vídeo de seguridad del banco, vieron con alegría que el rostro del atracador se observaba con todo detalle.

Sacaron fotos, hicieron pesquisas y lograron identificar al autor del robo. Así que fueron y lo detuvieron. El hombre estaba perplejo de cómo habían podido identificarlo si era invisible su cara. Y les contó a la policía todo el proceso que había seguido para ser invisible, mientras los agentes se desternillaban de risa.

Lo que había ocurrido es que mientras hacía experimentos y el limón chorreaba por su cabeza y se apuntaba con la cámara de fotos, sus ojos se irritaron con el zumo y la cámara se movió y lo que fotografió fue la pared blanca que estaba detrás de la cabeza del atracador. El mentecato dedujo que su cara era invisible. Eso se averiguó en las investigaciones posteriores policiales que revisaron las fotos. 

Roba tarjeta crédito y llama para preguntar el PIN:

El caso del ladrón estúpido de alto nivel sucedió en Sabadell (España) en Febrero de 2013. A un hombre le robaron la cartera que contenía dinero en efectivo y tarjetas de crédito. El ladrón intentó sacar dinero con las tarjetas en los cajeros pero sin éxito al desconocer la clave del PIN.

Entonces no se le ocurrió otra cosa que llamar al hombre al que había desvalijado para sonsacarle dicha clave. Como suponía que su víctima había llamado para que anularan las tarjetas por robo, se hizo pasar por un empleado de VISA que necesitaba la clave para realizar la cancelación.

La víctima no sospechó nada y le reveló las claves PIN. Pero el ladrón era tan estúpido que no había caído en que si el otro había llamado para anular, estarían anuladas y el PIN no le serviría para nada, como así fue: no pudo sacar nada de pasta.

La derivada fue que al ir la víctima a denunciar el robo a la policía, relató los hechos y lo de la llamada de teléfono. La policía sospechó que un empleado de VISA no llamaría para pedir un PIN por teléfono, por lo que rastreó las llamadas del móvil del denunciante y allí estaba la del ladrón, que había llamado con su teléfono. Fue identificado y detenido.

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