El caso del asesinato
premeditado con coche sucedió en el Reino Unido. Parece propio de un guión de
cine negro. El hombre, J. Leggat, fue condenado a veinticuatro años de cárcel
en Junio de 2013 por encontrarle el tribunal culpable de haber matado a su
esposa. El método usado consistió en que desactivó el airbag del asiento del
acompañante del vehículo y lo estrelló contra un árbol: la mujer, que iba ahí
sentada, murió en el acto. (La foto anterior no se corresponde a este caso pero es ilustrativa del resultado del choque de un vehículo contra un árbol).
Según se vio en el juicio,
el motivo del crímen sería que ella había pedido el divorcio a su marido Leggat
por haber entablado relación con otro hombre. El marido, un ex piloto de línea
aérea, era un hombre frío y calmado y no reaccionó de mala manera, hasta el
punto de que siguieron viviendo juntos en el mismo domicilio esperando que el
trámite del divorcio estuviera concluido y entonces ella se fuera con su nueva
pareja.
Pero todo parece indicar que
Leggat tramó un plan siniestro. Anuló el mecanismo de activación del airbag
correspondiente al asiento del copiloto. Y un día en que su mujer lo
acompañaba, aceleró contra un árbol en la carretera al tiempo que pulsaba el
botón del cinturón de seguridad de su esposa para dejarlo libre. Al impactar el
vehículo contra el árbol a alta velocidad, el cinturón del conductor y su
airbag libraron a Leggat de morir pero su mujer, sin protección alguna, no tuvo
salvación.
Durante el juicio, el marido
alegó que sufrió un calambre en las piernas que le impidió manejar
adecuadamente el coche, lo que le hizo perder el control de la dirección y
también le impidió frenar. Y que él no había manipulado ni el airbag ni el
cinturón de seguridad.
Acusado también de no
reaccionar pidiendo ayuda inmediata para rescatar a su esposa por si aún no
estuviera muerta, el hombre alegó que se quedó inconsciente. Pero el testimonio
de un bombero que acudió al coche siniestrado indicó que Leggat fingía estar
desvanecido pero que estaba consciente y que simulaba tener los
ojos cerrados cuando en realidad los entreabría para ver que sucedía alrededor.
Las pruebas técnicas
consideraron probable que el airbag fue inutilizado y que el cinturón de
seguridad fue soltado a propósito. Un fallo simultáneo en ambos elementos de
protección se consideró altamente improbable. Y el jurado consideró al marido
de la fallecida culpable de asesinato planificado, lo que supone una condena de
veinticuatro años de cárcel.
Consideraciones:
Sin la existencia de un móvil como la nueva pareja de la esposa, ¿se habría considerado el suceso como un accidente con un doble fallo en los elementos de seguridad del pasajero?. El marido condenado planificó bien el crimen pero no calculó que el fallo doble de dos elementos de seguridad despertaría sospechas. Unido a un móvil como era la demanda de divorcio por parte de la mujer que salía con otro, condujo a una investigación de los hechos más profunda.
Pudiera ser que la esposa no se hubiera abrochado el cinturón pero el coche era de los que pita continuamente si está en marcha y un pasajero no ha colocado dicho cinturón. Ello hace altamente improbable que circulase con ese pitido incesante y que ella y su marido hicieran caso omiso. Y si el pitido no hubiera funcionado, era un fallo también en los sistemas de seguridad.
Hay que decir que de las doce personas del jurado, once consideraron que era un crimen y una votó que no lo creía así, no lo veía claro del todo. Pero Leggat fue condenado por mayoría absoluta culpable de asesinato premeditado. Probablemente el fingimiento de desmayo que describió el bombero fue decisivo para que el jurado considerase que la versión de Leggat era falsa.
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2 comentarios :
Vaya elemento... hay gente que no merece que se le considere un ser humano.
El criminal siempre paga, o casi siempre. El caso es que hya muchos casos sin resolver
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