El amor a primera vista es una realidad. De ahí la gran importancia de la primera cita o el primer encuentro. Existe una primera impresión que suele ser decisiva. No sólo sucede en las cuestiones del ligoteo, sino también en otras actividades de la vida como buscar empleo, hacer negocios, etc. Hay gente que es habilidosa para causar buena impresión o caer bien de primeras y otra que no lo es. Claro, que no es lo mismo el que es experto en fingir bondades que el que las posee de verdad.
Del mismo modo, hay personas hábiles a la hora de calar al que se le presenta delante y otros no tienen esa misma capacidad de observación o análisis. Generalmente las mujeres son más analizadoras que los hombres en las primeras citas de tipo amoroso. Pero eso no las impide llevarse chascos cuando comprueban que el tío no era lo que se habían imaginado.
Causar una mala impresión en la primera cita hace que después, si hay más ocasiones, sea difícil remontar. Por eso la gente suele intentar causar buena impresión en el primer encuentro, extremando la educación, los modales o la atención. Ello da lugar a que se produzcan engaños y desengaños. A medida que va habiendo más confianza, con sucesivos encuentros, las aristas y los detalles ocultos empiezan a mostrarse más abiertamente.
Naturalmente, el peligro es que en ese primer encuentro, uno de los dos o los dos mientan directamente. No que exageren sus cualidades o enmarcaren algunos aspectos menos agradables de ellos, sino que se inventen cosas falsas. Es típico de los hombres que quieren triunfar con una mujer a la que acaban de conocer el que digan que están solteros cuando realmente están casados o que digan que están buscando novia cuando lo que están buscando es holgar esa noche con la primera que se preste a ello.
Y ahora, un poco de humor sobre el tema. Un aspecto importante del ligue es la forma de mirar. Las mujeres miran generalmente con disimulo. Pero ¿y los hombres?:
Del mismo modo, hay personas hábiles a la hora de calar al que se le presenta delante y otros no tienen esa misma capacidad de observación o análisis. Generalmente las mujeres son más analizadoras que los hombres en las primeras citas de tipo amoroso. Pero eso no las impide llevarse chascos cuando comprueban que el tío no era lo que se habían imaginado.
Causar una mala impresión en la primera cita hace que después, si hay más ocasiones, sea difícil remontar. Por eso la gente suele intentar causar buena impresión en el primer encuentro, extremando la educación, los modales o la atención. Ello da lugar a que se produzcan engaños y desengaños. A medida que va habiendo más confianza, con sucesivos encuentros, las aristas y los detalles ocultos empiezan a mostrarse más abiertamente.
Naturalmente, el peligro es que en ese primer encuentro, uno de los dos o los dos mientan directamente. No que exageren sus cualidades o enmarcaren algunos aspectos menos agradables de ellos, sino que se inventen cosas falsas. Es típico de los hombres que quieren triunfar con una mujer a la que acaban de conocer el que digan que están solteros cuando realmente están casados o que digan que están buscando novia cuando lo que están buscando es holgar esa noche con la primera que se preste a ello.
Y ahora, un poco de humor sobre el tema. Un aspecto importante del ligue es la forma de mirar. Las mujeres miran generalmente con disimulo. Pero ¿y los hombres?:
El chiste corto nos ilustra sobre el amor a segunda y el dinero. Ya se sabe que a la hora de ligar el amor es ciego pero si el novio es millonario puede abrir los ojos en un segundo vistazo. Incluso el suegro puede perdonar algunos defectillos del novio rico de su hija:
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