El aviso de los bomberos
londinenses podría resumirse en que vigilen sus penes y sus dedos. Y es que
muchas de las emergencias para las que se les requieren tienen que ver con esos asuntos.
Parece que hay hombres que experimentan poniendo su miembro viril en los
lugares más insólitos. Lo más frecuente es que lo metan en aros metálicos y
después no puedan sacarlo. Lo mismo sucede con los dedos. Fuerzan a que entren
anillos demasiado estrechos y luego no salen. Son imprudencias que rayan con la estupidez.
Esos aros o anillos que
aprisionan penes o dedos hacen que la circulación de sangre se reduzca y el
miembro viril o el dedo comience a hincharse existiendo alto riesgo de que se
produzca una gangrena, algo muy grave. Los bomberos dicen que la gente debe
llamar a su número de emergencias cuando se vea en una situación así pero piden
prudencia ya que esas salidas cuestan dinero y ocupan tiempo pudiendo suceder
que por tener que ir a sacar un pene de un atolladero se llegue tarde a un
incendio y pueda costar vidas.
Los bomberos están
asombrados además por los casos insólitos con los que a veces se han
encontrado. Como un hombre que tenía su cipote dentro del tubo de una
aspiradora y se había quedado aprisionado. Lo más asombroso es un tío que lo
tenía metido en una tostadora de rebanadas de pan y no podía extraerlo. Otros
casos son los de introducción de artilugios por ano o vagina y que después es
difícil sacarlos.
También es muy frecuente que
tengan que acudir a liberar a gente que se dedica a juegos eróticos con
esposas. Se colocan las esposas en las muñecas para quedar a merced del amante
somo si fueran esclavos y después no encuentran la llave para abrir, o no
funciona la cerradura o el amante se marcha y les deja con los grilletes
colocados.
Han tenido sucesos de
personas con la cabeza atorada en el fondo del retrete. Es difícil imaginar que
estaban haciendo esas personas. También hay cabezas atoradas en orinales de
mano usados como sombrero. Pero con mucho, lo que más quedan atrapados son los
dedos. No sólo en los anillos sino en todo tipo de máquinas como lavadoras y
también niños con las manos atrapadas en juguetes.
Aquí vemos un caso publicado por la revista Internaticonal Journal Surgery de medicina con la radiografía de un hombre que se introdujo un tenedor pequeño por el orificio del pene. En este caso no fueron los bomberos los que se lo extrajeron sino que fue en un hospital, sedado. Además, se agravó porque el hombre, al ver que no podía sacar el tenedor, siguió con él dentro durante diez horas, porque le daba vergüenza pedir ayuda, dado lo extraño de la práctica que había estado haciendo. Al final, el dolor que sentía, le llevó a tener que recurrir a ayuda externa.
Aquí vemos un caso publicado por la revista Internaticonal Journal Surgery de medicina con la radiografía de un hombre que se introdujo un tenedor pequeño por el orificio del pene. En este caso no fueron los bomberos los que se lo extrajeron sino que fue en un hospital, sedado. Además, se agravó porque el hombre, al ver que no podía sacar el tenedor, siguió con él dentro durante diez horas, porque le daba vergüenza pedir ayuda, dado lo extraño de la práctica que había estado haciendo. Al final, el dolor que sentía, le llevó a tener que recurrir a ayuda externa.
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