El caso de Richard D. es que
fue condenado por estúpido a la exposición pública como idiota por un juez de Cleveland (EE.UU.). El hombre bebió más
de la cuenta y se dedicó a llamar a la Comisaría de Policía para insultar a
varios agentes e incluso proferir amenazas de muerte. Especial inquina mostró
hacia un policía de nombre Simone. Probablemente lo conocía de algo, quizás fue
amonestado alguna vez por dicho agente.
Ante tal panorama, el juez
condenó su estúpido comportamiento con una pena peculiar. Durante una semana,
el hombre tiene que permanecer tres horas diarias con un cartel colgado al
cuello donde se expone que es un idiota. En dicho cartel pide excusas al
insultado Simone y resto de agentes.
Es una sentencia curiosa que
recuerda los tiempos medievales en que la gente incordiante era condenada a
mostrarse en la plaza pública con el famoso capirote sobre la cabeza para que
todos tomaran en cuenta que así acababan los comportamientos estúpidos,
sometidos al escarnio público. La diferencia es que ahora, al existir Internet, el castigo transciende más allá de la ciudad o pueblo del castigo y tiene difusión mundial.
Parece un castigo adecuado que puede permitir que otra gente tome nota de las estupideces que se pueden llegar a cometer si uno se deja llevar sin control. Si te ponen una multa o un pequeño arresto puede no ser tan correctivo como la exhibición pública de tu idiotez.
Ladrón estúpido:
Ya que estamos con estupideces, pongo otro caso curioso. Un ladrón violento y mentecato que después de golpear a una mujer para robarle el móvil echó a correr para huir. Pero llevaba unos pantalones de esos caídos que le impedían mover las piernas con la agilidad necesaria. Fue agarrado en pocos instantes y detenido.
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