El caso del millonario
devorado por caníbales es el de Michael Rockefeller, nieto y heredero de la
fortuna del famoso multimillonario. Una vez graduado en Harvard, decidió unirse
al antropólogo René Wessing para ir a estudiar a las tribus de Nueva Guinea,
que entonces era colonia de Holanda. En la foto se le ve con una de esas tribus a las que iba a fotografiar.
Esas tribus vivían casi en la edad de la madera, embrutecidas, sin haber evolucionado en miles de años. Eran cortadores de cabezas y caníbales. El gobierno holandés de la zona había hecho grandes esfuerzos para eliminar tales hábitos pero sin grandes resultados. Los indígenas, además, se mostraban hostiles a las advertencias holandesas de que castigarían el canibalismo.
El 21 de Noviembre de 1961,
cuando Michael y el antropólogo iban en un catamarán, naufragaron en un islote,
a unas diez millas de la costa. Allí se mantuvieron días esperando que alguien
pasara por allí y les rescatara. Michael, harto de esperar, decidió llegar a
nado a la costa por ver de hallar ayuda.
Para cruzar hasta tierra, se
ayudó de una lata atada al cuerpo a modo de flotador. Nunca se supo más de él.
El antropólogo, que prefirió esperar en el islote, fue rescatado unos días más
tarde por un barco que pasó por allí y le vio. El misterio sobre el destino del famoso millonario permaneció durante años.
El escritor Carl Hoffman
decidió investigar que había sido de Michael Rockefeller. Cincuenta años después
de los sucesos, en 2011, y con las tribus ya más civilizadas, al menos aparentemente, fue
a visitar la isla del suceso donde habitaban los miembros de la tribu Asmat. Después de hablar con
misioneros e indígenas, reunió pruebas de lo que había pasado, lo que ha
relatado en un libro titulado "Cosecha Salvaje".
Lo asesinan y devoran:
Cuando Michael llegó a tierra y
caminó por allí, llegó a un poblado de salvajes. Cuando le vieron, uno de los
indígenas lanzó un tremendo aullido y clavó su lanza entre las costillas del
millonario heredero, que lanzó un grito de dolor. El indígena lanzó un golpe
con su maza sobre la parte trasera de la cabeza y mató al joven explorador.
Los demás se lanzaron sobre
el cuerpo inerte y le cortaron la cabeza, embadurnándose con su sangre. Rápidamente,
cortaron los brazos y las piernas y las echaron encima de unas brasas de una
hoguera para asarlas. Después, fueron
descuartizando lo que quedaba. El cerebro fue extraído del cráneo y ofrecido a
los ancianos de la tribu.
Según el autor, en 1973, un jefe Asmat que era el que había matado a Michael y comido parte de su cuerpo, se lo había revelado a un misionero holandés. El gobierno de Holanda no quiso hacerlo público porque no quería reconocer que bajo su mandato se producían tales hechos. En la foto sacada por el misionero, se ve al jefe caníbal.
Imprudencia del millonario:
Es evidente que la imprudencia del millonario fue grande. Pecó de excesiva confianza. Debió haber hecho caso al antropólogo que iba con él y aguantar en el islote sobreviviendo como pudieran. Quizás pensó que por allí no pasaría nadie en mucho tiempo y que era mejor arriesgarse. Le costó la vida.
Jefe guerrero Asmat que mató en 1961 al millonario y devoró parte de su cuerpo. La foto fue sacada en 1973 por un misionero holandés a quien le confesó lo sucedido. Observar la costumbre que tenían estos salvajes de presumir de pene grande: lo metían dentro de un canuto de madera que ataban a la cintura para que pareciera que iba siempre tieso y grande. Estos indígenas llevaban cuarenta mil años en esas islas haciendo siempre lo mismo sin evolucionar. Matar a los de otras tribus, devorar sus cuerpos y conservar cabezas como trofeo era su principal actividad.
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