Que la mentira y el
aburrimiento son claves para triunfar es lo que mantiene el director de la escuela Perse de Cambridge. Se basa en que mentir y aburrirse es algo que ayuda al desarrollo de la inteligencia. El mentiroso activa más su mente y si tiene capacidad para aburrirse estará menos expuesto a decepciones a lo largo de la vida.
Así que el profesor sigue una estrategia: ante alguna falta de los alumnos,
les da diez segundos para que inventen alguna disculpa. Si no inventan una
buena excusa, algo elaborado y trabajado, son castigados. El razonamiento es que aprender a mentir en asuntos les servirá mucho para salir de situaciones embarazosas en el futuro.
En mi opinión las mentiras piadosas o menores son en ocasiones necesarias para evitar males mayores. Si te encuentras con un conocido al que hace tiempo que no ves y te pregunta si le
encuentras más obeso, puedes decirle que “quizás un poco más de peso sí que
tienes”. Es mejor que soltarle que “estás hecho un gordo seboso” si es que esto
es la realidad. Es una mentira ligera.
Lo ideal sería decir siempre la verdad pero ello puede producir conflictos continuamente con los demás. Los buenos modales exigen cierto nivel de mentira. El problema está en el equilibrio, que un joven entrenado para
mentir en cosas piadosas o menores no acabe considerando que la mentira es algo normal en todos los asuntos,
como piensan la mayoría de los políticos, por ejemplo.
Capacidad de aburrirse es bueno
Por otro lado, también
consideran en esa institución docente que es bueno que exista algo de aburrimiento en la vida de los
jóvenes. Ello ayudaría a que se llevaran menos desilusiones en la vida adulta,
cuando no todo puede ser entretenimiento y diversión.
Hoy día, los jóvenes del
mundo occidental tienen pocas oportunidades para aburrirse. Es todo un fenómeno sociológico. Los que ya se
conocen como nativos digitales crecen con dispositivos de entretenimiento a su
alcance muy variados. Desde videojuegos, reproductores de imagen y de música, televisión,
ordenadores personales, móviles, etc… Ello puede llevarles a pensar que toda la vida será una diversión permanente.
Antiguamente no existían tantos elementos de distracción que evitan que te aburras. La gente debía aguantar estoicamente el aburrirse. La falta de distracciones inducía más introspección interna y meditación.
Quizás sea pronto aún para sacar
conclusiones sobre si el aburrimiento cuasi obligatorio de años anteriores es
mejor o peor que el exceso de entretenimiento actual.
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