Pistolero del Oeste asesino y fanfarrón | Sobaco Global


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Pistolero del Oeste asesino y fanfarrón

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Un famoso pistolero del lejano Oeste americano fue Wesley Hardin. Fue un asesino de carácter violento y además fanfarrón por lo que veremos. Un penoso personaje histórico. Cuando tenía 17 años ya había matado a ese mismo número de personas. A lo largo de su vida mató a unas cuarenta al menos que se sepa aunque él en su autobiografía reconoce sólo 27, que son las que cree tienen justificación. 

Bastaba cualquier roce con él para que disparase. Huyendo de Texas, de donde era originario y donde habían puesto precio a su cabeza se fue con unos primos como vaquero arreando ganado hacia Abilene, en Kansas, centro de recepción de ganado de todo el sur y oeste americano para su envío a Este por ferrocarril.

Por el camino mató a un jefe de tribu indio que le pedía dinero por dejarle pasar por sus tierras con el rebaño. Y liquidó también a cinco mexicanos de los que dijo que querían robar ganado.

Cuando llegaron a Abilene, ciudad llena de bares, vaqueros, jugadores y prostitutas, Hardin entró en contacto con uno de los dueños de esos bares que le ofreció pagarle dinero si se cargaba al Marshall de la ciudad, el famoso pistolero Bill Hickok, con el que tenía un pleito.

Hardin cuenta en su autobiografía que se negó porque él mataba a los que él quería no a los que otros desearan pero es opinión que no se atrevió a enfrentarse al Marshall. Hardin relata que no le tenía miedo a Hickok, que un día Hickok le vio llevando dos revólveres encima y se los pidió porque en la ciudad había prohibido portar armas para evitar tiroteos en los bares.

Sigue contando que entonces él sacó los revólveres de las cananas y se los ofreció a Hickok por las culatas pero que cuando el otro iba a cogerlas, hizo un rápido giro con las armas y encañonó a Hickok. Entonces éste, sorprendido, le dijo que bueno, que era un hombre hábil y que lo mejor era irse a tomar una copa juntos. Y que eso es lo que hicieron según la versión de Hardin.

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Pistolero fanfarrón:
El problema de esta historia es que sólo lo cuenta Hardin. No hay otra constancia de ese encontronazo. Y muchos historiadores son los que dudan de que Hickok se dejara sorprender con un truco tan banal o que se fuera a tomar copas con un tipo de tan dudosa reputación como Hardin.

Todo parece apuntar a que Hardin quiso engrandecer, por así decirlo, su autobiografía. Pero la realidad es que una cosa es ser un violento experto con las armas como Hardin y otra es ser un profesional de las mismas como era Hickok que se tenía que enfrentar a diario a gente peligrosa.

Parece evidente que si Hickok se dirigiera a un hombre con dos revólveres en las cananas para desarmarlo lo haría con un revólver en la mano. El propio Hickok siempre llevaba encima también dos revólveres: una persona con dos armas era indicio de peligro superior ya que lo hacía para evitar que una pistola se encasquillara y quedara sin posibilidad de disparar. Si fallaba uno tenían la otra. 

Los pistoleros que se hacían famosos en aquella época del lejano Oeste eran seguidos por el público de las ciudades del Este de Estados Unidos. Los periodistas les buscaban para entrevistas y ellos solían justificarse y aprovechar para aumentar su fama. Muchos contaban sus vidas a la prensa o en libros según les convenía. El relatar encuentros con otros pistoleros más famosos que ellos, como en este caso el encuentro con Hickok, era una forma de elevar su importancia.

Mata a una persona que roncaba:
Lo que sucedió más tarde da una mejor idea de quien era cada cual. Hardin dormía en una habitación de un hotel de Abilene con uno de sus primos. Y al lado de la pared, de madera, en otra habitación, dormía una persona que no paraba de roncar. Hardin no podía dormir con tales ronquidos y de repente tomó un revólver y disparó a través de la pared. Los ronquidos cesaron.

Al cabo de un rato se oyeron gritos desde esa habitación de alguien que chillaba que el durmiente estaba muerto y pedía que avisaran a Hickok. Entonces Hardin, en ropa interior tal como estaba en la cama, salió corriendo, fue a buscar su caballo y salió al galope de Abilene.

Hardin era alguien agresivo que por menos de nada disparaba contra su oponente. No hubiera salido de estampida como lo hizo si no hubiera tenido que enfrentarse a Hickok, el cual tenía el sobrenombre de “salvaje” y que había enviado a la eternidad a todos los que se le enfrentaron.

Basta ver que posteriormente, en otra ciudad, Hardin mató a un Sheriff porque creyó que le iba a detener. El Sheriff le había dicho que  porqué iba a detenerle si no sabía de quién se trataba. El Sheriff hizo ademán de irse pero Hardin desenfundó y le mató aunque recibió un balazo del agente de la ley pero superficial del que se recuperó. Ese asesinato provocó la ira popular y Hardin tuvo que huir pero con los Ranger de Texas en los talones.

El final del pistolero:
Los Ranger lo sorprendieron durmiendo en un vagón de ferrocarril y lo detuvieron sin disparar aunque le dieron una paliza porque se resistió. Fue a la cárcel un montón de años y allí estudió derecho. No era un garrulo. Había dado clases en una escuela en un tiempo anterior.

Hardin, finalmente salió de la cárcel y volvió a acabar con una fuerte recompensa por su cabeza, después de otras andanzas. Decidió esconderse en Pensacola, en Florida, bajo nombre falso. Allí fue su fin. Tuvo un conflicto con un agente de la ley de la ciudad. Lanzó amenazas sobre él o sobre el hijo de este. Un día estaba Hardin en un bar tomando una copa en la barra y ese agente de la ley, entró en bar, se dirigió hacia la barra y le descerrajó un tiro en la cabeza. Murió en el acto sobre el mostrador.

Para saber más sobre el tema:
Prototipo del pistolero del lejano Oeste: Hickok



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