Lo que vemos en la foto anterior es un objeto histórico, una calza de zapatos que usaban los destiladores de alcohol ilegales en EE.UU. durante la prohibición de bebidas espirituosas con el objetivo de dejar una huella de vaca en el suelo y ocultar sus pisadas.
Los contrabandistas de bebidas se encontraban en un lugar determinado del campo y hacían los trasvases desde el destilador que vendía a los gangster que compraban para su distribución. Durante el trasvase de botellas o barriles de un camión distribuidor a otros vehículos eran muchas las pisadas que se producían.
Los federales andaban detrás de la pista de los lugares de encuentro y las huellas eran un indicio de que en esa zona campera, generalmente algún rancho o sus inmediaciones, se habían reunido varias personas. Por eso era imperativo ocultar los rastros.
Las calzas se colocaban en los zapatos y tenían abajo tallado lo que es la pezuña de una vaca. El resultado es que las pisadas humanas se convertían en pisadas de reses, algo normal en las zonas camperas donde se hacían los intercambios.
Los que producían bebidas eran conocidos como destiladores de la luna o luneros ya que la fabricaban cuando había suficiente luz de la luna para proceder. No encendían nunca luces u hogueras que pudieran llamar la atención de los federales en la noche.
Como se sabe la Ley Seca fue introducida en EE.UU. desde 1919 hasta 1933 en que fue derogada. Ello dio lugar a una proliferación de bandas de gangster que encontraron en el contrabando de bebida una fuente de ingresos enorme.
Fue precisamente el incremento de las bandas criminales relacionadas con el tráfico ilegal de bebidas lo que condujo a que la opinión pública considerase que era peor el remedio que la enfermedad. Se comerciaba con bebidas, muchas de ellas adulteradas, a altos precios. Intoxicaciones y asesinatos era lo que producía la Ley Seca.
Las calzas de los zapatos, generalmente talladas en madera y sujetas a una chapa metálica, reproducían bastante fielmente la huella de una vaca. Fueron usadas profusamente para no dejar pisadas humanas en los sitios donde se hacían las entregas de licor clandestino.
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