Veamos algunos consejos de buena educación para no comportarse como cerdos cuando te invitan a un banquete. Lo primero es que te sientes en la silla que te corresponde y no en el regazo de otro comensal. Tampoco debes apoyar los pies sobre la mesa.
Cuando sirvan el plato, has de comer del tuyo y no picar del de uno de tus vecinos comensales. Si masticas algo que no puedes tragar debes dejarlo con disimulo en tu plato y no el de otro invitado.
Si necesitas limpiar tus manos, o un cuchillo, has de hacerlo en tu propia ropa y no en el vestido del que esté sentado a tu lado.
Está totalmente prohibido escupir sobre la mesa del banquete. Debes volver la cabeza hacia atrás tuyo y enviar el gargajo al suelo. Desde luego, nunca escupas a los pies de los comensales que tienes al lado.
No debes hablar con otro invitado teniendo el dedo metido en la nariz para sacar mocos ni tampoco estar hurgando en las orejas y sacando cera.
Si te vienen arcadas por haberte pasado con la bebida y te ves necesitado de vomitar, no lo hagas sobre la mesa, ni sobre el plato de un vecino, ni incluso sobre el tuyo si puedes evitarlo. Es mejor que procures levantarte rápidamente y vomitar donde no salpiques a nadie.
Aunque seas un virtuoso de la flauta, filarmónica u otro instrumento musical, no debes ponerte a hacerlos sonar mientras se está comiendo salvo que los invitados te lo pidan expresamente.
No debes tocar el trasero de los camareros o camareras que sirven la mesa. Tampoco se les debe golpear si han cometido algún pequeño error al prestar el servicio. En todo caso ya les golpeará más tarde el que ha contratado el banquete si observa que no han realizado bien su trabajo.
¿Demencial?
Algunos pensarán que esos consejos de buena educación son algo demencial pero lo cierto es que esos son algunas de las normas que exponía el famoso Leonardo Da Vinci en un libro que escribió sobre el tema.
Puede parecer hoy día grosero pero era muy habitual, por ejemplo, que las manos cuchillos y tenedores se limpiaran en las levitas o vestidos del compañero de mesa. Por ejemplo, uno de los poderosos de entonces, Ludovico, el cual invitaba a Da Vinci a sus banquetes, siempre lo hacía.
Hay que tener en cuenta que se comía mayormente tomando los alimentos con las manos, usando sólo un cuchillo para trocearlos. De manera que los dedos estaban siempre pringosos, era una guarrada total. Era de buena educación limpiarse en la ropa que uno llevaba puesta y tenías que admitir que alguien por encima de ti en la escala social se limpiara en la tuya.
Da Vinci observaba toda esa cochinada y decidió escribir un libro sobre los buenos modales comiendo. Algunos de los consejos siguen chirriando hoy día pero eran refinados para la época. Hay que decir que el famoso artista inventó el tenedor que hoy conocemos para que la gente pudiera comer los platos de pasta tipo espagueti de una forma más cómoda que a base de pillarlos con las manos. No se pensó para emplear esa herramienta con otro tipo de comidas.
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