El premio millonario conseguido en una máquina tragaperras por una jugadora en un casino de Nueva York acabó en decepción.
La máquina hizo sonar sus luces de gran premio y en la pantalla apareció la cifra de 42,9 millones de dólares. La mujer, de nombre Katrina B., estaba entusiasmada con la gran cantidad de dinero que acababa de ganar.
Katrina se sacó un selfie donde se veía su cara y de fondo la pantalla de la máquina donde marcaba la cifra millonaria.
La decepción vino cuando el casino le informó que era un error, que la tragaperras se había estropeado, que esos aparatos no podían dar cantidades superiores a 6.500 dólares.
Casino rácano:
El casino invitó a Katrina a una cena. Ella dijo que consistió en un filete empanado. Disgustada, recurrió a los servicios de un abogado.
Pero el Organismo Regulador del Juego de Nueva York falló que cuando una anomalía por avería se produce en una máquina, el casino no está obligado a pagar, que no tiene responsabilidad.
No obstante, el abogado reclama al casino que paguen a Katrina al menos los 6.500 euros en que consiste el premio máximo. Desde luego, parece lo lógico. El casino ha quedado como un rácano.
Mientras tanto:
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