Los últimos estudios psicológicos y sociológicos han llegado a la conclusión de que la venganza da felicidad. Según eso la gente que se venga lo hace buscando la satisfacción más que la justicia.
La antigua ley de ojo por ojo y diente por diente intentaba establecer un código de justicia que fuera equitativo. Sin duda se trataba de disuadir al agresor antes de que provocara un daño: que pensara que eso mismo se lo harían a él también.
Trataba de poner coto a la venganza del ofendido. La venganza no tiene límites. El que se siente víctima de otro y decide vengarse tiende a provocar a ese otro todo el daño del que sea capaz. Según las últimas investigaciones ello es debido a que cuanto mayor sea la venganza más es la felicidad del que se venga.
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