ARTUR MAS, empecinado del nacionalismo retrogrado, durante un simposio de Europa Press, vino a decir que el problema no era el castellano o el catalán, sino los idiomas extranjeros, dando a entender que no se hablan suficiente en España a su juicio. Pero hemos de decirle a ese señor que no, que el problema no es el español o el catalán, el problema es el NACIONALISMO, una ideología perversa, que antepone supuestos derechos de territorios, lengua, raza o religión, lo que en cada momento se tercie o más convenga, sobre los derechos del individuo.
Es increíble que en la UE se autorice la existencia de partidos que predican una ideología tan nefasta como el nacionalismo, ideología impropia de gente civilizada como se supone ha de ser la europea. Y como tampoco se trata de andar prohibiendo, al menos, desde la UE, se debería denunciar el proselitismo nacionalista para intentar evitar que existan incautos que se dejen arrastrar por predicadores nacionalistas que excitan sus más bajas y simples emociones.
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