El aplauso es un acto instintivo que ya viene de los monos que entrechocan las palmas para mostrar alegría pero ha dado lugar al aplaudidor profesional. Se sabe que los griegos aplaudían cuando les gustaba una obra de teatro. En la época romana, Nerón profesionalizó el aplauso. Contrataba a miles de aplaudidores para que aplaudieran durante sus discursos, ensayando incluso diversas modalidades: aplauso con manos huecas y aplauso con manos planas.
Fue en el siglo XVIII cuando se volvió a profesionalizar el aplauso con la claque en los teatros. Era gente contratada o que entraba gratis y que colocada entre el resto de público, tenía la misión de aplaudir en determinados momentos de la obra, para incitar al resto de los espectadores a hacer lo mismo.
Más recientemente, en los tiempos modernos, se recurrió a grabar a gente aplaudiendo para después reproducirlo en programas de radio y más adelante, en televisión. Hoy día es frecuente que en muchos programas de televisión haya público contratado para que aplauda cuando el realizador se lo diga.
Pero el no va más del aplaudidor profesional es el parlamentario. Los parlamentarios aplauden todos a una, como una claque, cuando su jefe de grupo está en la tribuna de oradores. Aplauden todos, porque el que que no aplaude, corre el riesgo de caer en desgracia, de no servir para la claque.
En la foto podemos ver a parlamentarios socialistas aplaudiendo al presidente del Gobierno, ZP, también socialista, después de su intervención en un debate del Estado de la Nación de Julio de 2010, a pesar de que durante su mandato España se puso al borde de la quiebra económica y del desencuadernamiento político.
Por favor, aplaudan.
4 comentarios :
Que post tan acertado Bucan, aplauden como los monos, y hay más monos fuera aplaudiendo.
¿Tan idiotas nos creen?- La Ley del Gran Simio quizá se hizo para los aplaudidores, porque hasta los simios, solo aplauden si les das papas...son más listos que nosotros.
El planeta de los simios no es ficción. Ya están aquí.
Ahora se lleva hasta aplaudir en los entierros y me parece fuera de lugar.
Habría que prohibir el aplauso en el parlamento, por obsceno.JV
Pues, puestos a hacer ruido, ¿no sería mejor llevar a cuestas unas buenas castañuelas?. Yo las encuentro más alegres y divertidas. Me estoy imaginando a la "pellejos" dándole a la castañuela y al Sr. Rajoy, todo entusiasmado, acompañándola con un buen "zapateado".
Besosssss.
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