Las dos reglas para el EXITO fundamentales y triunfar las expuso H. Lincoln y se pueden ver en la imagen. Lástima que sólo enunciara la primera: nunca cuentes todo lo que sabes. Pero por eso precisamente tuvo éxito, aplicando a rajatabla su primera regla. El saber es poder. Es algo sabido. Y el que sabe algo que los demás no saben, puede usarlo en su beneficio. Es lo que se llama el desequilibrio del conocimiento en los mercados. El que no sabe algo, no puede tenerlo en cuenta a la hora de tomar decisiones. Así que lamentando no poder dar la segunda regla, veamos algunas cosas relacionadas con el éxito, el fracaso y la suerte.
En general, el triunfo no abunda o es transitorio. Generalmente las personas se dividen entre las que la han cagado, las que la están cagando y las que la van a cagar.
Esta puntualización de Victor Hugo de no confundir el éxito con el mérito es muy importante. Mucha gente obtiene riquezas o popularidad que le catalogan como triunfador ante millones de personas, pero objetivamente, el mérito es algo diferente. Grandes benefactores de la humanidad gracias a cuyos inventos o descubrimientos se han producido grandes avances de bienestar, a pesar de su mérito, son desconocidos para las grandes masas.
El triunfar en política suele requerir recurrir a argucias poco recomendables. La de crear un problema ante la existencia de otro que no se quiere o no se sabe resolver, es de los más socorrido. Y es que crear problemas desgasta menos que resolverlos.
Por otro lado, la suerte es un elemento que nunca debe descartarse. Y los hay con mucha suerte:
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