Voy a hacer una humilde crítica o algo similar al libro El Primer Naufragio, el libro de Pedro J. Rámirez, periodista director de El Mundo. Lo primero decir que es un buen tocho de mil trescientas páginas más bien finas, siendo doscientas de anotaciones. Parece un intento de reunir toda la información disponible de lo que sucedió en lo que yo llamaría la “esencia” de la Revolución Francesa, los algo más de cuatro meses transcurridos desde que el Rey de Francia Luis XVI es guillotinado hasta que la asamblea aprueba la Constitución de la República, que acabaría en aguas de borrajas después de todo. En una crítica que Pérez Reverte hizo al libro, decía que el autor había leído todo lo que se había escrito sobre esa revolución. Probablemente sea cierto y de ahí la exhaustiva exposición de sucesos que se expone en el libro.
ÉPOCA DE LOS SUCESOS:
El libro recoge
minuciosamente hechos sucedidos en algo más de cuatro meses, desde que el Rey
de Francia Luis XVI hasta que la Constitución de la República Francesa es
aprobada, aunque todo acabara como el rosario de la aurora, que se dice. Desde
cómo vivía la gente, lo que comía o bebía, con hambrunas incluídas, hasta los
discursos de los políticos, es recogido minuciosamente por P.J. Rámirez.
Los grandes personajes de la
época descrita fueron Robespierre, Danton y Marat. Los dirigentes políticos tenían
que actuar con un ojo puesto en las manifestaciones callejeras de los
sans-culottes y las más agresivas de los enragés o encabronados, (bien
alentados por los jacobinos y por cierta prensa) y el otro ojo puesto en la guillotina, que
hoy cortaba el cuello a unos y mañana podía cortársela a ellos.
CONSIDERACIONES:
Lo que se muestra en el libro es como una revolución se sabe como empieza, si se sabe, pero no se sabe como acaba. A revolucionario siempre te gana alguien. Las revoluciones, con causa o sin causa, surgen a base de soflamas, fanatismos y utopías entremezcladas. Y es el caldo de cultivo adecuado para que los demagogos se luzcan. La Revolución Francesa que muestra PJ Rámirez en el libro es la muestra palmaria de ello. En Enero de 1793 le cortan la cabeza en la famosa guillotina al Rey Luis XVI.
La moneda se deprecia y la revolución comienza el camino de no retorno. Marat, un dirigente extremista jacobino, arenga a las masas contra los que dice que acaparan productos. Cualquiera podía ser acusado de contrarrevolucionario y acabar con la cabeza cortada. Las masas de sans-culotte eran la representación del “pueblo”. Si no eras un sans-culotte, eras un enemigo y un merecedor de la guillotina. Y además estaban los más violentos en la calle, los enragé o encabronados.
Los moderados girondinos tenían como portavoz significado a Vergniaud, que viendo como en Abril de 1973 la guillotina no cesa de cortar cabezas, dice que la revolución pareciera una representación de Saturno devorando a sus hijos. No le quedaba mucho tiempo a Vergniaud para ser devorado. Marat ya estaba gritando que era necesario una Guía Revolucionaria, quería más sangre.
PJ Ramírez considera que se iniciaba entonces la época de los movimientos de masas, la búsqueda de falsos paraísos y la traición a la libertad que se decía buscar. Finalmente, del 31 de Mayo al 2 de Junio de 1793, Danton, Marat y Robespierre se hicieron con el poder en Francia en lo que el autor del libro considera el primer Golpe de Estado contra un Parlamento formado en base al sufragio universal masculino.
PJ Ramírez considera que se iniciaba entonces la época de los movimientos de masas, la búsqueda de falsos paraísos y la traición a la libertad que se decía buscar. Finalmente, del 31 de Mayo al 2 de Junio de 1793, Danton, Marat y Robespierre se hicieron con el poder en Francia en lo que el autor del libro considera el primer Golpe de Estado contra un Parlamento formado en base al sufragio universal masculino.
Aquí cabría quizás discutir si es un poco exagerado considerar del todo legítimo un Parlamento que se constituyó en unas circunstancias bastante turbulentas y sobre los cimientos de un país casi arruinado al que los tumultos acabaron de arruinar.
Y también cabría discutir si es realmente un golpe de estado en el sentido de que sea un rayo que fulmina antes de que se escuche el estruendo del trueno. Con la condena a muerte del Rey Luis XVI se había puesto en marcha la máquina de cortar cabezas de forma enloquecida. Llegó un momento en que los que se habían erigido en dirigentes políticos, o cortaban cabezas o se la cortaban a ellos. Así fueron cayendo las cabezas de muchos de ellos sucesivamente en la cesta que las recogía después de que bajase la cuchilla.
Y también cabría discutir si es realmente un golpe de estado en el sentido de que sea un rayo que fulmina antes de que se escuche el estruendo del trueno. Con la condena a muerte del Rey Luis XVI se había puesto en marcha la máquina de cortar cabezas de forma enloquecida. Llegó un momento en que los que se habían erigido en dirigentes políticos, o cortaban cabezas o se la cortaban a ellos. Así fueron cayendo las cabezas de muchos de ellos sucesivamente en la cesta que las recogía después de que bajase la cuchilla.
No estoy seguro de que si nos atenemos a la definición de Naudé sobre lo que es la esencia de un golpe de Estado, puede aplicarse a la toma del poder por los Jacobinos en la Revolución Francesa. No cabe duda de que se apoderaron del poder y enviaron a la guillotina a los "moderados" girondinos pero pudiera considerarse esos sucesos dentro de la lógica de que o cortabas la cabeza de los demás o te la cortaban a tí. O sea, me da la impresión de que los girondinos ya oían los truenos hasta que uno de los rayos les acertó. Sorpresa, sorpresa, no puede decirse que hubiera.
ROBESPIERRE:
Robespierre, un fanático que basaba su actuación en un ideal de República virtuosa y al que se conoció como El Incorruptible, llegó a la cúspide finalmente porque probablemente era el que más claro tenía que había que ser más revolucionario que nadie si querías conservar la cabeza sobre los hombros. Y para ser más revolucionario que nadie, tenías que cortar las cabezas de los demás. Bajo la excusa de hacer un país de republicanos virtuosos, parecía estar dispuesto a cortarles la cabeza a todos los franceses si fuera necesario. Finalmente, fue un grupo de parlamentarios los que se conjuraron para lograr enviar a Robespierre al patíbulo.
Robespierre, un fanático que basaba su actuación en un ideal de República virtuosa y al que se conoció como El Incorruptible, llegó a la cúspide finalmente porque probablemente era el que más claro tenía que había que ser más revolucionario que nadie si querías conservar la cabeza sobre los hombros. Y para ser más revolucionario que nadie, tenías que cortar las cabezas de los demás. Bajo la excusa de hacer un país de republicanos virtuosos, parecía estar dispuesto a cortarles la cabeza a todos los franceses si fuera necesario. Finalmente, fue un grupo de parlamentarios los que se conjuraron para lograr enviar a Robespierre al patíbulo.
DESASTRE ECONÓMICO:
Estos meses que recoge el libro de “El Primer Naufragio” creo que son el meollo del fracaso de la Revolución Francesa. Lo que podría llamarse la borrachera de demagogia y sangre. Creyeron haber encontrado el maná para combatir la ruina en imprimir unos pagarés conocidos como Asignados y que acabaron desplazando a las monedas de oro y plata, que se escondieron o salieron del país para no ser incautadas. Y una vez creyendo resuelto el problema económico imprimiendo Asignados (y generando una inflación de aúpa y que los productores se resistieran a vender sus productos a cambio de ese papel), se dedicaron a cortar cabezas de todo aquél que estorbara a sus delirios. Lo que vino después del fin del Terror de Robespierre, podríamos llamarlo la resaca de la borrachera y los intentos de empezar a pisar más firme sobre la realidad.
MI OPINIÓN:
Lo cierto es que aquellos hombres creían estar haciendo una gran revolución, pero la verdadera revolución se estaba fraguando en Holanda e Inglaterra, que era la revolución comercial y el embrión de la revolución industrial que produciría la máquina de vapor. Danton, Marat, Robespierre, los enragés y los sans-culottes, que no tenían grandes conocimientos sobre economía y tecnología, creyeron que era posible encontrar un atajo hacia un paraíso ideal a base de tumultos y cortes de cabeza. Creyeron que bastaba basarse en una ideología idílica para sacar al ser humano del reino de la necesidad. Pero las necesidades humanas son infinitas y los recursos limitados: sólo el pragmatismo basado en el empirismo científico con base en el liberalismo que propugna la efectiva separación de los poderes legislativo, ejecutivo y judicial, ha ido sacando al hombre poco a poco del reino de la necesidad.
Estos meses que recoge el libro de “El Primer Naufragio” creo que son el meollo del fracaso de la Revolución Francesa. Lo que podría llamarse la borrachera de demagogia y sangre. Creyeron haber encontrado el maná para combatir la ruina en imprimir unos pagarés conocidos como Asignados y que acabaron desplazando a las monedas de oro y plata, que se escondieron o salieron del país para no ser incautadas. Y una vez creyendo resuelto el problema económico imprimiendo Asignados (y generando una inflación de aúpa y que los productores se resistieran a vender sus productos a cambio de ese papel), se dedicaron a cortar cabezas de todo aquél que estorbara a sus delirios. Lo que vino después del fin del Terror de Robespierre, podríamos llamarlo la resaca de la borrachera y los intentos de empezar a pisar más firme sobre la realidad.
MI OPINIÓN:
Lo cierto es que aquellos hombres creían estar haciendo una gran revolución, pero la verdadera revolución se estaba fraguando en Holanda e Inglaterra, que era la revolución comercial y el embrión de la revolución industrial que produciría la máquina de vapor. Danton, Marat, Robespierre, los enragés y los sans-culottes, que no tenían grandes conocimientos sobre economía y tecnología, creyeron que era posible encontrar un atajo hacia un paraíso ideal a base de tumultos y cortes de cabeza. Creyeron que bastaba basarse en una ideología idílica para sacar al ser humano del reino de la necesidad. Pero las necesidades humanas son infinitas y los recursos limitados: sólo el pragmatismo basado en el empirismo científico con base en el liberalismo que propugna la efectiva separación de los poderes legislativo, ejecutivo y judicial, ha ido sacando al hombre poco a poco del reino de la necesidad.
EL AUTOR EN TWITTER:
El lector puede contactar con el autor a través de Twitter y exponerle sus puntos de vista. A mí me llamó la atención el porqué no se hizo el libro en dos tomos, por ejemplo, para hacerlo más manejable y se lo pregunté y me respondió: el motivo era no encarecer la edición con dos tomos para lograr más cifras de ventas y poder difundir más la obra, que pretende alertar sobre los peligros de las algaradas callejeras de grupos que prentenden erigirse en representantes de alguien, como los Indignados actuales, sin haber pasado por ninguna urna. Los indignados podrían ser la versión actual de los enragés (rabiosos, cabreados) y sans-culottes de entonces.
El lector puede contactar con el autor a través de Twitter y exponerle sus puntos de vista. A mí me llamó la atención el porqué no se hizo el libro en dos tomos, por ejemplo, para hacerlo más manejable y se lo pregunté y me respondió: el motivo era no encarecer la edición con dos tomos para lograr más cifras de ventas y poder difundir más la obra, que pretende alertar sobre los peligros de las algaradas callejeras de grupos que prentenden erigirse en representantes de alguien, como los Indignados actuales, sin haber pasado por ninguna urna. Los indignados podrían ser la versión actual de los enragés (rabiosos, cabreados) y sans-culottes de entonces.
Aquí se ve el tuit que le pasé al autor preguntándole porqué no había hecho la obra en dos tomos. Y se puede leer la respuesta.
Aquí, un internauta, ENVER555 interviene para decirme que Michelet será siempre la Biblia de la Revolución Francesa. Por un lado, Michelet escribió una obra monumental en varios tomos sobre varios años de la Revolución Francesa y los escribió unos años después de los sucesos y era francés. Pedro J.Rámirez escribe sobre los cuatro meses del meollo de la Revolución, cuando se desató la orgía de sangre y demagogia. Y no es francés y escribe desde una perspectiva actual de lo sucedido. Yo hablaba de Biblia de la Revolución en el sentido de que el libro de Pedro J. Ramírez era un libro gordo y detallaba minuciosamente los hechos ocurridos durante los meses transcendentales.
Aquí, Pedro J. Ramírez interviene para aclarar algo obvio: que la obra de Michelet y la suya son diferentes. Como he apuntado antes en el texto del artículo, esos cuatro meses que trata el libro son como la borrachera de la revolución. Lo que vino después fue una especie de resaca.
Dijo Pérez Reverte que PJ Ramírez se había leído todo lo que existía sobre la Revolución Francesa y que cuando decía todo, quería decir todo. Las malas lenguas dicen que éste era el tomo que hubiera querido escribir PJ sobre esos cuatro meses de delirio extraviado y sangre, pero que los editores le convencieron de que sería imposible de manejar. De todos modos, con las casi mil trescientas páginas de El Primer Naufragio, hay materia suficiente para entender lo que pasó. Es destacable como no descuida de explicar de forma amena y hasta emocionante el desastre económico que provocaron los revolucionarios con la emisión sin casi control de unos pagarés conocidos como Asignados y que acabaron siendo medio de pago.
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9 comentarios :
Interesante...
¿Crees que el motivo del libro es prevenirnos contra los que se erigen como la voz de la masa o bien influirnos para que no les escuchemos?
Me da a mi que el mundo político y económico están un poco acongojados con el movimiento 15M y similares...
Insignificantius, creo que el motivo principal del libro es que PJ es apasionado de la Historia y en concreto ha estudiado a fondo ese periodo de la Revolución Francesa. Dice que le llevó diez años reunir todos los datos, o sea, que viene de lejos su intención.
Creo que los sucesos de esos meses turbulentos son una enseñanza sobre el hecho de que las masas no son el "pueblo". El pueblo es diverso y la masa es uniforme y fácilmente manipulable por los demagogos para erigirse ellos en sus manipuladores, de forma abierta u oculta.
Una masa en la calle no puede erigirse en portavoz del "pueblo" ni representa a nadie. En las democracias, sólo los que salen elegidos son representantes de los que les eligieron. Y las formas son también importantes. En España no hay independencia efectiva del Poder Judicial, base de la democracia. Se podría comprender que hubiera masas en la calle pidiendo esa independencia y forzando a los Partidos Polítioos a soltar su presa sobre el poder judicial.
Pero otra cosa es una masa en la calle para hacer un programa de Gobierno diciendo que ellos representan al "pueblo". Los sans culottes y enragés que decían que los parlamentarios no les representaban sirvieron para que gente como Marat y al final Robespierre, se hicieran con el poder. Robespierre consolidó la República del Terror mientras Francia se arruinaba más de lo que estaba. Se había cambiado a un Rey absoluto, Luis XVI, por un dictador absoluto y encima psicópata.
Cliente X, la cultura y la base intelectual tampoco sirven de nada cuando se trata de sociópatas o psicópatas porque el resultado viene a ser el mismo.
En realidad, a los perroflautas de hoy les dirigen incluso catedráticos y filósofos, que vienen a ser los Marat y Robespierre de entonces, con lo que los "guarros" son los sans-culotte y enragés tal como apunta Bucan.
Hemos de tener en cuenta que las masas nunca se levantan solas, siempre lo hacen alentadas por alguien y ese alguien no pretende nunca el bien del pueblo, sino el suyo propio.
Cliente X, es evidente lo que dices, que pensadores como Rousseau y Voltaire, por ejemplo, tenian más talla que los llamados intelectuales tontiprogres de hoy día, pero también anidaba en esos ilustrados franceses algo de utopía. Carecían a mi modo de ver del pragmatismo de los precursores anglosajones de la democracia liberal como LocKe por ejemplo. Quizás Montesquieu si estaba a esa altura al hablar tajantemente de la necesidad de la separación de poderes.
Leona, está claro que las masas son dirigidas por sociopatas demagogos o de otro modo se disuelven en la nada. Se forman y se destruyen a toda velocidad. Una cosa es lo que decía Voltaire por ejemplo y otra cosa es Marat pidiendo sangre en nombre del "pueblo" o Robespierre cortando cabezas. Y como se cuenta en el libro con todo detalle, sus conocimientos económicos eran algo infantiles por no decir nulos.
Deciden por ejemplo fijar por decreto los precios de la harina en París a nivel bajo para ver de contentar a las masas que cada vez están más hambrientas según pasan los días revolucionarios sin percatarse de que entonces habría quien compraría harina en la capital para venderla fuera a mayor precio. No te digo nada con la impresión masiva de Asignados, como si fabricar dinero resolviera un desastre económico. Aunque hoy podría compararse la emisión de Asignados con la emisión de deuda. El prodigio español de 2002 a 2008 se sustentaba en el endeudamiento de empresas y ciudadanos para hacer frente a la vertiginosa subida del precio del metro cuadrado de suelo y viviena. Y en 2011 se sigue subsistiendo de emitir deuda pública, a ritmo de siete millones de euros a la hora, más de mil millones de las antiguas pesetas. La de dieu.
El tema es farragosillo en cierta forma, estamos de acuerdo en que solo el pragmatismo y el liberalismo junto a la separación de poderes pueden sacar adelante a las sociedades, aunque solo en el aspecto económico y aquí sobran religiones e ideologías.
Pero las religiones e ideologías son intrínsecas al ser humano, las primeras no deberían ser problema si se amoldaran al código civil vigente. En cuanto a las segundas es inevitable que tomen protagonismo en la calle si fallan los ejes del estado liberal y de derecho, es la historia del mundo y a partir de ahí todo depende de quién corrige antes sus vicios, si los ideologos fanatizados o el supuesto estado de derecho.
Cierto, lo de Asignados es infantiloide a más no poder. Es obvio que no tenían muchas luces y esto es lo que suele suceder cuando alguien pretende manejar algo que no domina en realidad.
Hoy, muchos reclaman la revolución francesa y su guillotina, sin darse cuenta de lo que supuso en realidad.
La ignorancia es el mayor mal de la Humanidad y la izquierda siempre ha apostado por ello, dedicándose a soliviantar al mismo tiempo que pone sutiles trabas en la educación, pues lo que se dice materias, va a ser que no, sólo adoctrinamiento ideológico.
Candela, las ideologias y las religiones, prometiendo paraísos en el más acá o en el más allá, ponen la cabeza a la gente como un bombo y la hacen manipulable. De hecho, siempre han sido enemigas de la democracia y algunas en grado sumo.
Leona, los que piden revoluciones y guillotinas no piensan que ellos pudieran ser masacrados en el proceso. Robespierre tampoco lo penso al principio.
Estos se cargaron más peña que la Inquisición, pero siempre han salido bastante bien parados en la Historia, espero que eso se remedie...
Maribeluca, desde luego, aquello era una carnicería sin ley ni orden. No me parece que la República Francesa pueda estar muy orgullosa de sus orígenes. Por no hablar de las carnicerías que provocarían después las guerras napoleónicas con los delirios de grandeza de Napoleón.
Zorrete: Ya sé que PJ mantiene esa tésis. En realidad, habría que decir que en el momento de los sucesos no se les conocía como girondinos, sino como rolandistas y que no fue hasta el siglo XIX cuando se les comenzó a llamar girondinos. ¿Qué no existían?. Bueno, el 13 de Junio de 1792 hubo una serie de parlamentarios que dimitieron de su cargo, enfrentados a Robespierre y sus radicales. Podrá llamárseles como quiera, pero ese grupo dimisionario y enfrentado a los jacobinos era real.
El 13 de abril de 1793, unos parlamentarios promovieron el arresto del jacobino Marat, que finalmente salió bien librado, pero ¿no eran girondinos o rolandistas esos parlamentarios?. En general se llama girondinos a parlamentarios que venían de provincias y no eran tan exaltados como los jacobinos. ¿Qué no todos actuaban bajo la norma de un grupo definido o un partido?. Quizás, al ser federalistas, no estaban del todo cohesionados. El hecho es que durante el golpe de Robespierre, Danton y Marat, se detuvieron a dos ministros y veintinueve diputados. Se simplifica diciendo que eran girondinos. Algunos de ellos se escaparon pero el resto, veintiuno, fueron a la guillotina en octubre de 1793.
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