Muchos hombres presumen de ser bestias sexuales. Pero una cosa es que el hombre en general tienda a la promiscuidad y ande siempre al acecho de una mujer complaciente y otra es que pueda tener la misma capacidad sexual de la mujer. Para empezar, el hombre necesita que su herramienta se coloque en posición de ataque y la mujer no. Y después de varios envites más o menos seguidos con una dama, la bestia sexual masculina es más bien un borreguillo arrugado. Algunas mujeres que dan libre a sus pulsiones sexuales sin complejos o las compulsivas sexuales que suelen conocerse como ninfómanas, ponen a los hombres ante su realidad.
Hay casos extremos en que la limitación masculina para el fornicio salta a la luz pública. El último que conozco al escribir ésto sucedió en
abril de 2012. Un hombre cuarentón, en Alemania, había ligado en una cervecería de Munich con
una mujer de su edad. Acabaron en casa de ella practicando relaciones sexuales.
Después de varias horas, el
hombre mostró su deseo de irse pero ella cerró con llave la puerta de su casa
diciendo que necesitaba más ñaka-ñaka. El hombre parece que no podía más, debía
tenerla ya como un chorizo a la brasa y
huyó hacia el balcón y llamó a la policía para que le rescataran. La policía
finalmente, acudió y lo sacaron de allí.
VUELVE A HACERLO
La mujer alemana de Munich,
de 47 años, ha vuelto a hacerlo. A finales de Abril de 2012 retuvo a un hombre
de origen africano. La policía encontró al hombre desnudo y agotado en el
portal de la casa. Dijo que había ligado con ella en un autobús y acabaron en
la cama del piso de ella. Allí estuvieron más de treinta horas dedicados al
fornicio. Ella no le permitía salir del piso y llegó un momento en que el
hombre apenas se tenía de pie. En un momento que ella entró en un estado de
somnolencia, aprovechó para escapar llegando hasta el portal de la vivienda,
donde fue encontrado por la policía.
El dicho es gracioso pero cuando un hombre se encuentra con una mujer con alta pulsión sexual, como sucedió en el caso del alemán relatado aquí, las cosas cambian. La capacidad sexual continuada de un hombre tiene un límite mientras que prácticamente, en ese aspecto, la mujer no lo tiene.
Suele decirse que a los presumidos se les va la fuerza por la boca.
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2 comentarios :
¿No serian Merkel y Rajoy?
Qué le vamos a hacer, somos superiores, otra vez será, quizá si baja una extraterrestre, se siente se siente Felipe miente...
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